Humedad termina temporada
El día de ayer el Centro Cultural Helénico fue testigo del final de temporada de Humedad. El texto de Bárbara Colio no sólo traza una minuciosa danza actoral entre la lluvia y una habitación de hotel, sino que usa todos los elementos a su favor, desde lo sonoro hasta lo lumínico para recrear el monótono y asfixiante ambiente de un pueblo donde hasta el más optimista terminará por aburrirse.
El talento se nota a cada minuto de la obra; Irene Azuela y Pedro de Tavira, quienes dan vida a seis personajes tan distintos y paradójicamente tan similares, nos dan una ejecución completamente empática de tres parejas cuyas motivaciones, obsesiones e ilusiones no coinciden; pero todos dejarán salir a su ser más primario frente al deseo que se combina con la desesperada necesidad de sentirse vivos.
Saber que llegó el final de una obra que, en medio de su trágica premisa, se rodea de belleza, es triste. Como la lluvia, fenómeno en el que se inspira, Humedad puede ser tan bella y divertida como se quiera, pero al mismo tiempo es dolorosa pues Colio deja poco espacio a la esperanza; condena a los amantes a una vida de desencanto, frustración y costumbre. La dramaturga nos lleva de lo íntimo y sensual de una habitación hasta el hastío y claustrofobia del mismo espacio… así es el amor.
Con Benjamín Caan, Martín Acosta e Igor Lozada como padrinos en la ceremonia de develación de plaza cerró la temporada de Humedad. En el escenario los productores, Jimena Saltiel y Samuel Sosa expresaron sus agradecimientos por todo el equipo que hizo posible que el Teatro Helénico se inundara cada fin de semana desde el 23 de mayo.
Y aunque este domingo dejó de llover en el recinto de Revolución, Matías Gorlero, Bárbara Colio, Irene Azuela y Pedro de Tavira sonreían, no sólo de satisfacción por ser parte de una obra a la que le granizaron elogios, sino por celebrar el talento mexicano y quizá también a sabiendas de que Humedad tenga una nueva temporada en el futuro, -al menos eso esperamos-.