Joker, ¿digna de Oscar?
Hace varios meses que Joker despertó la inquietud de la audiencia. Desde aquellos fieles a los cómics e historias de superhéroes hasta los cinéfilos de corazón que buscan las líneas y tendencias de los festivales de mayor prestigio -o popularidad- en el mundo del séptimo arte.
El primer anuncio de que Joaquin Phoenix interpretaría al personaje puso sobre la mesa la gran pregunta, ¿el actor capaz de superar la legendaria entrega que hizo Heath Ledger de Guasón? La duda se agudizó cuando la cinta de Todd Phillips ganó el León de Oro de la 76ª Mostra de Venecia.
Y así, desde hace unas semanas, muchos compraron su boleto en este tren que obliga a ser los primeros en verla para descubrir qué es lo que hicieron Phoenix y Phillips para merecer tantas alabanzas por parte de la crítica. Ayer se cumplió la fecha, las salas comerciales de México y otros países se llenaron por completo. En horas Joker rompió récord en taquillas. ¿Valió la pena?
Debo confesar, que nunca he entendido la fijación que tienen algunos por Phoenix, e incluso he pensado que es el Johnny Depp del cine de enfermos mentales. Por mucho que lo defiendan la línea entre uno y otro personaje es tan delgada que parece nula. También debo decir, que el tratamiento que mira hacia horizontes dramáticos y lejanos al del cine de superhéroes me intrigaban. Con estos dos prejuicios forjé mis expectativas en Joker.
El resultado se alejó años luz de mis pronósticos, especialmente en sus elementos técnicos. La selección del soundtrack parece fuera de lugar e incluso apunta hacia lugares a los que la historia nunca llegará. Quizá este factor sea uno de los más decepcionantes para mí, pues suelo caer fácilmente ante los oldies. No si quiera ‘White Room’ de Cream, logró mi simpatía y ‘Rock and Roll’ de Gary Glitter me pareció absurda.
En términos de composición, hay un exceso de guiños a cintas como Her (Spike Jones) o Drive (Nicolas Winding Refn); en menor medida, a Two Lovers (James Gray) y The Shape of water (Guillermo del Toro). Puede que esto sea demasiado quisquilloso de mi parte, pero lo que muchos defenderán como tributos para mi fueron motivos de distracción que crearon en mi cabeza redes de comparación durante gran parte de la película.
Aunado a ello, el montaje incluye escenas innecesarias. Secuencias de flashback que evaden la sutileza para tratar de “explicar” de manera burda lo que ya se sugirió. En este sentido, se trata al espectador como un ser carente de lógica e inteligencia, lo que lo hace incapaz de comprender por sí solo las revelaciones que la cinta hace de su protagonista y redunda en sus aclaraciones.
El guion, sin embargo, sobresale en la construcción de un personaje que pone de manifiesto a la sociedad, su doble moral y su cotidiana crueldad. Aún cuando la historia se conoce, nos demuestra que hay mucho que revelar, pero aún mas importante, se mira al mundo del cómic y de los superhéroes de una forma profunda, se aterriza en razones humanas y no en entes mágicos o fuera de este mundo.
Pero la verdadera sorpresa para mí fue la actuación de Joaquin Phoenix. Mi premisa de que siempre lo veo actuando como él mismo se cayó. Su interpretación sí me aleja de Larry “Doc” Sportello o de Freddie Quell. El Guasón dejó de ser un ser lunático para convertirse en una víctima más de la sociedad. Phoenix se transformó verdaderamente aún cuando se mantuvo en su zona de confort, en la gama de la enfermedad mental.
Sí, este actor por primera vez -y sorprendentemente- se ganó mi voto como el mejor elemento de la cinta. Puntual, emocionante, es la interpretación de Phoenix y aunque no logra superar a Heath Ledger sí se posiciona como uno de los mejores en este papel.
Joker y su protagonista lograrán la prestigiada estatuilla en la próxima edición de los Oscar? Para el filme hay pocas esperanzas fuera de la categoría de Mejor Actor, pero hay que recordar que aún falta ver otras contendientes, además de que Netflix nuevamente tiene las apuestas más altas de su lado y esta vez lleva más de un título bajo la manga.