Aves de Presa (y la Fantabulosa Emancipación de una Harley Quinn)
(Birds of Prey (And the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn))
Desde su debut actoral en el cine, en el año 2012, y su arribo la fama de 2013, Margot Robbie ha ascendido de manera meteórica en el firmamento de Hollywood, llegando a participar en 2019 las dos nominadas al Oscar, Bombshell (Jay Roach) y Once Upon a Time in… Hollywood (Quentin Tarantino). Aún así, Robbie parece tener especial placer en interpretar a Harley Quinn, un personaje de DC Comics que llega a la gran pantalla por segunda vez con el estreno de Aves de Presa.
Aves de Presa (y la Fantabulosa Emancipación de una Harley Quinn) (Birds of Prey (And the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn)) es una película americana de 2020, dirigida por Cathy Yan, protagonizada por Margot Robbie, Jurnee Smolett-Bell, Mary Elizabeth Winstead, Rosie Perez, Ella Jay Basco y Ewan McGregor. La cinta nos cuenta la historia de una Harley Quinn, recién separada del Guasón. Mientras Harley intenta encontrarse en el mundo, se da cuenta de que ahora que no cuenta con la protección del payaso príncipe del crimen, todo el mundo busca matarla, aunque no es la única dama en Gótica que necesita protección. Al mismo tiempo que trata de huír del mafioso Roman Sionis, Quinn encontrará compañía inesperada que la llevará a una nueva aventura.
Tras el éxito taquillero pero fracaso ante la crítica de Suicide Squad (2016, David Ayer), DC Films intentó salvar a su activo más valioso (Quinn) y hacer todo lo posible por producir algo diferente. Aún así, Aves de Presa da un giro de 360° sólo para terminar exactamente en el mismo lugar, con una historia simplona, un guión insulso, secuencias de acción poco impresionantes, personajes molestos e irritantes tan profundos como un recorte de cartón a los que no podemos apoyar, así como con un grupo de personas de las cuales sabemos prácticamente nada.
Cathy Yan hace su mejor esfuerzo con las coreografías físicas y los movimientos de cámara, pero es claro que no tiene conocimiento o conexión alguna con el material original, así como es claro que, al tratarse de su segundo largometraje, aún tiene mucho que aprender sobre dirección de actores, pues ni los talentosos Robbie, McGregor y Winstead son capaces de hacer algo de valor durante toda la cinta.
La misma desconexión de Yan con el material original es igualmente obvia por parte la guionista Christina Hodson, quien claramente sólo entregó lo que le solicitó el estudio; un pretexto para utilizar una vez más a Harley Quinn en una historia que no la necesitaba en lo absoluto, para poder posicionarla como mascota corporativa, esto a expensas de cualquier otro personaje o hilo argumental en la película. Aunque durante 109 minutos, estamos atrapados con diálogos dolorosamente explicativos y un villano poco o nada amenazador, quizá el acto más ofensivo y francamente irresponsable es la decisión de Hodson de presentar a todo hombre en la Tierra como el inepto enemigo a vencer, sólo para cuadrar con alguna errónea idea de agenda política.
Birds of Prey comete el error de retomar el tono y universo de Suicide Squad, intentando desesperadamente imitar por millonésima vez el éxito obtenido por el soundtrack de Guardians of the Galaxy (2014, James Gunn), pero que no logra ser nada más que otra producción corporativa sin sustancia, con un rancio sentido del humor, que no alcanza a ser lo suficientemente entretenida para justificar su existencia, que no logra sacudirse el mal gusto que David Ayer impregnó en el personaje y que, de hecho, añade el mal gusto de Cathy Yan. Parece que tendremos que seguir esperando por una buena película de Harley Quinn.