Minari
¿Cuáles son los recuerdos más vívidos de tu infancia? ¿Cuáles fueron las batallas que tu familia tuvo que lidiar para salir adelante? El cineasta norteamericano de ascendencia coreana Lee Isaac Chung, decidió lanzarnos estas preguntas al mismo tiempo que las respondía él mismo con su nueva cinta.
Minari es una película estadounidense de 2020, escrita y dirigida Lee Isaac Chung y estelarizada por Steven Yeun, Han Ye-ri, Alan Kim y Noel Kate Cho. Son los 80 y David, un niño corano-americano de siete años, encara nuevos alrededores y una nueva forma de vida cuando su padre Jacob muda a su familia de la costa oeste a la Arkansas rural. Su madre Monica resiente que su familia viva en una casa móvil en medio de la nada, y el travieso David y su hermana están aburridos y sin rumbo. Cuando su abuela igual de traviesa llega de Corea para vivir con ellos, sus modos extraños atraen la atención de David. Mientras tanto, Jacob se empeña en crear una granja en suelo virgen, poniendo sus finanzas, su matrimonio y su estabilidad familiar en riesgo.
La cinta resulta un punto medio de muchos conceptos. Un encuentro entre la fantasía de la infancia y el esfuerzo de la adultez, la cultura coreana y el sueño americano, los anhelos y la realidad.
La dirección de Chung y la fotografía de Lachlan Milne buscan en todo momento mostrar la belleza y el color del escenario. Este aspecto reconfortante nos hace soportar momentos de asfixia en la historia que de otro modo serían demasiado desalentadores.
Siguiendo el estilo de narrativa asiática y utilizando su propia infancia como inspiración, el guión del nominado al Oscar no siempre tiene arcos evidentes, villanos o moralejas. En su lugar encontramos ideas, emociones y situaciones que son exploradas a través de nuestros personajes.
Si bien la historia es contada desde la perspectiva del pequeño David, son Steven Yeun y Han Ye-ri quienes se llevan los elogios, pues encuentran el balance entre la terquedad, la vulnerabilidad y la empatía que nos hace comprender a dos personajes desesperados por comunicarse el uno con el otro, pero que no saben cómo.
El trabajo de Emile Mosseri termina por cerrar el concepto de la obra uniendo lo clásico con lo sintético, con una banda sonora etérea que no hace más que evocar a los recuerdos perdidos del espectador, esos recuerdos que marcaron la infancia y nos remontan a las soleadas mañanas en familia.
Minari es un retrato del verdadero sueño americano que, aunque con una estructura desbalanceada y un final innegablemente abrupto, cobra especial importancia en momentos donde cada día crece el odio hacia la comunidad asiática de Estados Unidos. Acompañar los sueños, el esfuerzo y las peleas de la familia Yi es una de las historias más apropiadas del año y de la temporada de premios.