El tallo que brota desde el concreto, la semilla germina entre los cadáveres y la delincuencia; al amor le flanquean los sonidos industriales,  las percusiones y los acordes de death metal; las familias surgen de la hermandad, la ingenuidad tapiza las paredes en forma de posters de hentai, todo es un drama sin sentido, una bomba que estalla,es la adolescencia, es lo que sigue de la infancia, de la primavera, es Muerte al Verano.

La ópera prima del director Sebastian Padilla es una propuesta disidente a las historias románticas centralizadas, Muerte al Verano no es una caminata al atardecer sino una persecución por un barrio popular, no es un beso tibio bajo la lluvia sino un beso con adrenalina en la intemperie. 

El largometraje se centra en Dante (Yojath Okamoto), un adolescente que pertenece a una banda de Death Metal, y que en sus tiempos libres juega cartas en un Barrio Chino simulado, hasta la llegada de Lucy (Ana Valeria Becerril), quien le induce a  un despertar anímico, donde contrastrasta la ternura con el erotismo.

El diseño de producción refuerza la distopía del argumento, un clima monótono de colores  insípidos resultado de una sociedad contaminada, pero que en ocasiones, se funde en el naranja, en  las sensaciones estimulantes y  la determinación del espíritu, sin olvidar las luces rosas, púrpuras y verdes  neón que remiten a una estética de los 90’s, la nostalgia del city pop, la juventud y skate board.

De un sol menor al rock de Timbiriche al estilo Pink Floyd, este largometraje tiene como soundtrack los  temas Morir Lento y Soy Rebelde de la cantante hispano-británica, Jeannette. Piezas distintas entre sí pero generadoras de sentimientos desbordantes, cuya popularidad electrifica la subjetividad del espectador y vigoriza el lenguaje visual.

La película surge de la inquietud de Sebastian, que es hacer una película, no sabemos ni como ni cual pero había ese impulso  y entonces a partir de eso nos juntamos y comenzamos a rebotar ideas” afirmó Alexandro Aldrete, guionista y productor del film, quien recalcó que la idea central para su elaboración fue un grupo juvenil de metaleros.

La cinta se demarca así como una obra colectiva, idea que se formuló y delimitó por todos, un proyecto ajeno a las jerarquías, donde un equipo que se retroalimenta de manera mutua logra entregar una pieza de amor a la audiencia. “ Creo que no había esta relación como de director actor, así de sí señor, no señor. Teníamos la libertad de ir explorando juntos, de descubrir juntos y equivocarnos” opinó la actriz Ana Valeria Becerril.


Muerte al verano no es una balada al  amor adolescente  a la cual se le agrega realismo, es una historia real en que el amor se abstiene de artificios, se interrumpe, se quiebra  y se impugna. Disfruta esta producción de cine mexicano que se encuentra disponible en salas de cine comercial.