P!NK: EL VERDADERO COLOR DEL ROCK
Hoy es el cumpleaños de Alecia Beth Moore. Aquí hay de dos; puedes preguntarte, ¿y ella quién carajos es? O en automático visualizar un par de ojos azules y un alocado cabello corto. Nos referimos a la cantante, bailarina, acróbata, compositora e ícono de los 2000: P!nk.
La intérprete de éxitos como So What, Get the party started, Just give me a reason y Fuckin’ perfect ha marcado la escena del rock y el pop con su extrema autenticidad y gran convicción para expresar lo que piensa sin filtros. Su grave voz y letras llenas de rebeldía han acompañado a múltiples generaciones desde principios de este siglo y, para homenajear sus años de vida, te contamos más sobre la esencia de la rockera estadounidense.
Antes del rosa: Family Portrait
Todo comenzó el 8 de septiembre de 1979 cuando Judith y Jim Moore recibieron a su segunda hija, Jason Moore se convirtió en hermano mayor y la ciudad de Pensilvania vio nacer a una futura estrella. Alecia creció entre cantos y rasgueos de guitarra interpretados por su padre que, poco a poco, alimentaron su amor por la música.
Amante de los musicales de Broadway y con el sueño de convertirse en cantante, Alecia asistió a clases de baile, gimnasia y actuación en su niñez. Mientras su lado artístico florecía, su infancia se oscureció como consecuencia de un ambiente familiar hostil y del divorcio de sus padres.
La huella imborrable por decidir entre mamá o papá ha seguido a la cantante incluso en su vida adulta; sin embargo, el dolor se convirtió en composiciones sensibles y directas como Family Portrait. Este sencillo forma parte de su segundo álbum ─Missundaztood─ lanzado en 2001 y ha sido refugio para quienes aún lloramos el peso de una niñez turbulenta. Además, Pink no teme mostrar su vulnerabilidad, sus miedos y sus sentires, por lo que siempre tenemos un pedacito de quien realmente es en sus proyectos.
Entre más estúpida, mejor: Don’t let me get me y Stupid girls
Alecia participó en una banda local llamada Middleground y en actuaciones para bares locales de su ciudad natal durante su adolescencia. A los 16 años, formó parte del trío de Choice dedicado principalmente al género R&B; el grupo nunca debutó oficialmente, pero sirvió de plataforma para su carrera solista.
De aquí nació Pink, un alter ego vibrante, ácido y nada ortodoxo. No obstante, el camino a la fama representó un constante señalamiento por la persona detrás del perfomance. “L.A. me dijo: serás una estrella pop. Todo lo que tienes que hacer es cambiar todo lo que eres”, relata la rola Don’t let me get me (2001) haciendo referencia a la dominación de personalidad que el productor, Antonio L.A. Reid, le impuso en sus primeros años de trayectoria.
Afortunadamente, se desprendió de la empresa de Reid y tomó el control creativo de su música al firmar con Arista Records y RCA Records. En un sistema patriarcal donde las mujeres somos invalidadas por medio del silencio; Pink revienta los tímpanos de quienes no quieren escuchar que las representaciones misóginas, vacías, sumisas y sexistas de la industria musical son gravemente tóxicas para las nuevas generaciones.
Su sencillo Stupid girls del álbum I’m not dead (2006) revela su preocupación por ser una figura pública responsable, con ideas propias y un mensaje motivador. Si la sociedad mediática refuerza que sólo valemos por el tamaño de nuestros senos, glúteos, cintura, que entre más estúpidas escalaremos a mejores posiciones de poder y que somos propiedad en vez de humanidad, Pink será la grieta que drene este pensamiento con cada una de sus estrofas.
Amor de madre: Cover me in sunshine
En enero del 2006, Pink y Carey Hart ─famoso corredor de motocicletas─ se casaron. Su relación no fue la típica e intachable historia de amor, sino que mostró un par de adultos capaces de mantener una imperfecta armonía. Después de cinco años, nació su primera hija llamada Willow Sage y, seis años más tarde, se unió Jameson como el último integrante.
Combinar su profesión con ser madre fue una tarea titánica como lo revela en su documental All I know so far del 2021. Pink quiere que sus hijos no idealicen su figura materna, que no sufran la ausencia de un mentor y que sean totalmente libres; a su vez, los ha incluido en sus proyectos y ha dedicado parte de su trabajo para crear memorias en familia.
Cover me in sunshine es una cálida canción estrenada a principios de este año y cuenta con la colaboración de la pequeña Willow. Esta melodía expone la relación entre ambas, nos recuerda que un hogar brinda alegría y que, ante todo, los vínculos paternales se construyen desde la empatía y la escucha.
El largo camino: All I know so far
Pink abre un espacio para los renegados sociales que no encajan en los moldes convencionales. Es el recordatorio constante que la libertad está en nosotros mismos. Es el canto agresivo que demuestra que los humanos se equivocan. Estas premisas se reúnen en su sencillo más reciente, All I know so far.
Su metamorfosis continúa y, mientras la cantante pueda, compartirá sus enseñanzas de vida. Por ahora, nos deja la lección más importante que ha aprendido: conocernos es un recorrido doloroso, pero necesario para vivir como queremos y no sucumbidos bajo la opinión ajena.