Desde hace algunos años, junio se ha consolidado como el mes que celebra el orgullo LGBT+ y vemos las calles llenas de banderas del arcoiris, las personas de la comunidad encontramos un espacio para explorar nuestra identidad en un entorno más amable. Es sin duda un mes relevante para las personas del colectivo pues se abren muchos espacios para debatir y replantear en dónde estamos parados como comunidad y hacia dónde queremos ir. 

En México, junio ha tenido un impacto importante a nivel social y cultural, desde aquella primera marcha que se celebró en 1979, dónde se buscaba luchar por derechos que ahora encontramos en nuestro día a día, pero que hace tantos años parecían un sueño y desde entonces ha evolucionado para convertirse en un evento multitudinario que ya no solo busca la igualdad de derechos, sino que también aplaude la diversidad en todas sus formas. Sabemos que la Ciudad de México a pesar de muchas circunstancias sigue siendo un oasis en cuánto a la comunidad LGBTTIQ+ se refiere, porque sin duda hay lugares dónde expresar una orientación sexual o identidad de género diferente a la norma, se castiga de una forma severa, no con la ley sino con una sociedad que se sigue discriminando a las personas que no forman parte de su norma.

La visibilidad que tenemos durante el mes de junio es vital para la comunidad LGBTTIQ+. A lo largo de la historia hemos tenido que enfrentarnos a desafíos que están fuera de la realidad de las personas con una identidad de género y orientación sexual normativa, desde el amor adolescente que a muchas generaciones les robaron, hasta el nombre que muchas personas eligieron a partir de su transición y que parece ser motivo de cuestionamientos. La Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) de 2017 reveló que el 41.5% de la población LGBTTIQ+ ha experimentado algún tipo de trato discriminatorio. 

El mes del orgullo ofrece un megáfono para que las problemáticas de la comunidad LGBTTIQ+ sean escuchadas y puestas sobre la mesa. Aprovechemos estos espacios que se abren para apropiarnos de la plática para demostrar que existimos y resistimos. La lucha no ha terminado, hay ciudades con gobiernos de ultraderecha que amenazan lo ganado, aunque no es el caso de nuestro país, pero hay que tener claro que no podemos bajar la guardia. 

El trabajo para llegar a disminuir la inequidad con la comunidad LGBTTIQ+ no es una tarea fácil y requiere que se puedan alinear las empresas, los gobiernos y la sociedad para lograr mantener espacios seguros para todxs. El apoyo a la comunidad es fundamental para todo el año no solo en junio, aunque guardemos las banderas de arcoiris las acciones no deben de desaparecer pues sólo así podremos llegar a una verdadera inclusión. Celebremos el Pride, por las personas que han luchado en el pasado para que podamos disfrutar de los derechos que ya tenemos, pero también nos toca luchar para que las siguientes generaciones vivan en espacios más seguros y con un entorno en el que se sientan más libres de mostrar sus colores.