Este 18 de julio, “Jazmines en El Lídice” regresa al escenario del Foro Shakespeare como una denuncia viva que atraviesa fronteras. La obra, escrita por Karin Valecillos, está basada en 54 testimonios reales de madres venezolanas que perdieron a sus hijos víctimas de la violencia. En ella, la escena se convierte en trinchera, en un acto poético de memoria y resistencia ante la impunidad, la corrupción y el dolor colectivo. Bajo la dirección de Giovanny García y producida por Tumbarrancho Teatro, la obra presenta una dramaturgia intensa y descarnada que rechaza la ficción evasiva. Lo que ocurre en el escenario no es una representación cualquiera: es una confesión compartida, una conversación cruda, una catarsis colectiva.


El teatro regresa a su raíz a ser un espacio de encuentro, de memoria y de transformación social. “Jazmines en El Lídice” narra el encuentro de seis mujeres venezolanas que se reúnen en la casa de Meche, en el barrio caraqueño de El Lídice, con motivo del cumpleaños de su hija menor. Pero lo que las une no es una celebración, sino el luto. Meche ha perdido a su hijo, Raúl, asesinado por la violencia que azota las calles de su ciudad. Hoy, con el asesino en libertad, las vecinas insisten en que abandone su hogar, pero ella ha decidido resistir. Convertir su dolor en acto. Su casa, sus jazmines, su voz, son su forma de lucha.
Sheila Monterola, Eulalia Siso, Samantha Castillo, Mónica Quintero, Vera Linares y Andreina Mesa encarnan a estas mujeres con una entrega emocional poderosa. No interpretan personajes, sino que encarnan verdades. La puesta rechaza el artificio: “Yo creo que el punto de vista más importante es desde nos paramos para contar esta historia, es desde ellas y su fortaleza” es el punto desde donde la autora desarrolla y deja de revictimizar a los testimonios. No hay monólogos ensayados, hay confesiones. No hay escenas ficticias, hay memorias.


Valecillos opta por un tono hiperrealista, alejándose de la estética onírica que originalmente se había planteado, para dejar que hablen los testimonios tal como son, sin adornos ni filtros. Lo más desgarrador es que, para el público mexicano, no hay necesidad de traducir esta realidad. La historia resuena sin adaptación. Porque el dolor por la pérdida de un hijo a manos de un sistema roto no entiende de fronteras.
Esta obra no solo conmueve: sacude. Es teatro que denuncia, teatro que siembra un espejo incómodo y necesario. En un país como Venezuela, donde según datos de la ONG Monitor de Víctimas se registran más de 2,000 muertes violentas al año solo en Caracas, el teatro se convierte en archivo vivo. De acuerdo con Amnistía Internacional, la impunidad por ejecuciones extrajudiciales supera el 90%, lo que deja a miles de familias sin justicia ni reparación.


“Jazmines en El Lídice” pone rostro, cuerpo y voz a esas estadísticas. Humaniza los números. Nos obliga a mirar, a escuchar, a sentir. Nos invita a transformar el dolor en acción, y la memoria en justicia. Tumbarrancho Teatro nos ofrece una verdad que incomoda, que duele, pero que también abre un camino hacia la esperanza. Porque si hay algo que esta obra deja claro es que donde arde la herida, también puede florecer la voz. Que incluso en la tierra donde fueron asesinados sus hijos, aún brotan jazmines.
“Jazmines en El Lídice” se presentará del 18 de julio al 29 de agosto de 2025 en el Foro Shakespeare. Los boletos tienen un costo general de $350 y están disponibles en taquilla y en boletos.shakespeareycia.com