Hablar de cine de terror es hablar de uno de los géneros más prolíficos de la industria mexicana, no solo por el inherente gusto y apoyo de la audiencia, sino por la existencia de productos trascendentales desde la época de cine de oro hasta nuestros días. Esta semana llega “Mal de ojo” del director Isaac Ezban, una cinta que abona a la racha de interesantes y efectivas propuestas del género.

Explicar de qué va la cinta sería incurrir en el tan evitado spoiler, además que se necesitaría un texto entero para explicar a detalle cómo se relaciona cada aspecto de la trama, sin embargo, bien se puede decir que la película relata la historia de dos hermanas, Nala (Paola Miguel) y Luna (Ivanna Sofía Ferro), quienes junto a sus padres interpretados por Samantha Castillo y Arap Bethke, harán un viaje hacia la casa de la abuela Josefa (interpretada magistralmente por Ofelia Medina) para encontrar la cura para la extraña y agresiva enfermedad que aqueja a Luna; las explicaciones yacen desde antes de la propia existencia de la abuela. 

En general la película logra su más claro objetivo: mantener interesado y generarle sustos eventuales al espectador. Esto debido a varios puntos como el tener una construcción narrativa convencional donde hay una maldición en la familia; plantear una atmósfera inmersiva a través de decorados, vestimenta y espacios con atención al detalle; maquillaje y prostéticos con buenos acabados a cargo de Roberto Ortiz (quien trabajó en “Apocalypto” de Mel Gibson), así como una banda sonora acorde con el tono místico y estruendoso de todo el concepto de Ezban.

Pese al gran ensamble técnico y narrativo, es un hecho que el abordaje de múltiples temáticas no dejan despegar nunca a la película, pues saturan al espectador sin tregua a respirar y poder diseccionar cada apartado. Al final, la cinta padece la gran enfermedad de la dispersión, porque entre magia blanca y negra, ritos y hechicería, no se comprende cómo se hilan todos y cada uno de los tópicos. Sin embargo, es de reconocer la importancia que se le da al discurso femenino no solo en el planteamiento de personajes, sino de la narrativa con respecto a la funcionabilidad del matriarcado. 

Punto aparte para destacar las sobresalientes actuaciones de todo el elenco, pero en particular de Samantha Castillo, quien con desparpajo va llevando al límite a su familia y a su propio personaje de la madre poseedora de un secreto; las actrices debutantes Paola Miguel e Ivanna Ferro, dan gala de su histrionismo pese a la poca experiencia en producciones tremendamente comerciales y relacionadas al terror, género que por génesis eleva el rango actoral; Ofelia Medina, quien aquí realiza su primera película de terror, posee las cualidades perfectas para transmitir, tanto a los demás personajes como a la audiencia, dejos de ansiedad e incomodidad. 

“Mal de ojo” es un producto que sobresale no solo entre las opciones en cartelera, sino del género, por la ambición en sus acabados técnicos, narrativos y temáticos. Sin duda, no hay que dejar pasar la oportunidad de ver una película propositiva y mexicana. 

“Mal de ojo” ya está disponible en cines mexicanos.