Ascenso al límite: un nivel controlado
Ascenso al Límite es la película que marca el regreso a la pantalla grande del director y guionista Julian Gilbey después de un hiatus de ocho años desde su última película Plastic (2014). En el filme toma la práctica que amasó en el 2011 con el thriller de aventura alpinista Un lugar solitario para morir y lo lleva a un nuevo nivel utilizando los Alpes suizos en lugar de las montañas escocesas.
Desafortunadamente la cinta tiene varios problemas en su estructura, actuación y efectos que hacen difícil que su impresionante fotografía de dron de los imponentes Alpes suizos y su honesto mensaje sobre el alpinismo, aparezca en la mente de su público antes de que juzguen el extraño desarrollo de sus personajes y la inexistente conexión con ellos.
Desde el inicio se crean grandes expectativas sobre el camino que nuestros héroes van a tener que conquistar, es en ese camino en donde las complicaciones llegan para la audiencia y también para protagonistas, especialmente cuando se plantea la duda sobre qué tanto vale la pena la más grande pasión si es tan peligrosa una premisa que podría funcionar a no ser de las actuaciones dudosas y los problemas de ritmo narrativo.
Ese protagonista presentado por Gilbey es Michael, interpretado por Freddie Thorp, quien es un alpinista inglés embrujado por su pasado y con el prospecto de estar en un aburrido trabajo de oficina en la empresa de su padre, quien es empujado a seguir sus sueños de vivir del alpinismo por su buen amigo y compañero Jean-Pierre, quien lo invita a intentar subir las tres grandes montañas suizas.
Constantemente me encontraba esperando las secciones de alpinismo mientras veía el desarrollo de personaje apachurrado entre ellas. Y es que la cinta parece construirse con dos películas distintas, con escenas que parecieran apartadas y forzadas en comparación del suspenso y la aventura que se genera durante las secuencias de los amigos escalando. Es justo en esos minutos donde se nos regalan las partes visualmente más impresionantes de la película.
Los problemas persisten en todo el filme pero no dejan de esconder bajo ellos una perspectiva interesante sobre la forma de pensar del alpinista. Michael representa una versión que cuestiona, mientras que Jean Pierre es la versión completamente segura que todo el peligro en el que se ponen y las vidas que se han perdido solo son parte de ese mundo en el cuál todos entraron y mejoraron por decisión propia.
La discusión que se plantea resulta interesante: ¿vale la pena ponerse en peligro? ¿Cuál es el precio que se debe pagar por esos momentos de libertad? ¿es egoísta o no seguir las pasiones a expensas de la tranquilidad de nuestros seres queridos? Si bien son puntos esenciales en cualquier material que hable sobre deportes extremos, en Ascenso al límite, lamentablemente, es difícil de percibir por sus tropiezos.
A pesar de esto, Ascenso al Límite logra lo que esperas de la película: grandes visuales y buenos momentos de suspenso que definitivamente entretienen, pero sus actuaciones dudosas, sus problemas de ritmo, sus efectos poco escondidos y su desarrollo de personajes cuestionable, hacen que un argumento interesante sobre la escalada pase por una película superficial sobre lo peligroso que puede ser este deporte, posiblemente mandando el mensaje equivocado.