Liam Neeson nos tiene acostumbrados a participar en películas de acción que te mantienen al filo del asiento y esta no es la excepción. Dirigida por Nimród Antal (Hotel sin Salida, 2007), Contrarreloj o Retribution es una adaptación de la cinta española El Desconocido y que ahora llegará a las salas de cine para hacerte sentir la tensión de una trampa explosiva a toda velocidad.

En esta película conocemos a Matt Turner (Neeson), un hombre de negocios exitoso que le presta poca atención a su familia y cuya buena fortuna se acaba cuando un día sale en su camioneta junto a sus dos hijos (Jack Champion y Emily Kusche) para verse amenazado por una bomba ubicada debajo de su asiento, la cual explotará si la presión del mismo se ve alterada. Con ello, Matt se ve en una encrucijada que lo envuelve en el misterio para descubrir al autor de su desgracia. 

Liam Neeson es ya todo un ícono del cine de acción contemporáneo y ha tenido la fortuna de participar en grandes obras como Star Wars y La lista de Schindler, por lo que él es uno de los motivos principales para echarle a un vistazo a esta obra, la cual tiene una premisa intrigante para quienes gusten de los thrillers, pero que cae en los clichés del género y cuya verosimilitud se ve afectada, irónicamente, por el propio protagonista.  

Actualmente existe una tendencia por revivir o adaptar obras que funcionaron en un momento determinado para públicos específicos, y en plena huelga de talentos en Hollywood, no es de extrañar que se opte por traer a viejos conocidos para vender cintas que motiven a las personas para ir al cine. Contrarreloj entra de lleno en esta categoría al contar con un actor de renombre, en una película cuyo género no es extraño para él, pero que ya no se siente verídica al mostrar a alguien de 70 años lidiando con una situación límite.

Aunado a lo anterior, resulta inverosímil presentar a Matt Turner como el padre de dos chicos muy jóvenes, mismos que parecen más bien sus nietos. Esta situación es aún más evidente al tener en cuenta que la obra se desarrolla de lleno dentro del auto que tiene la bomba, por lo que la cámara está en todo momento cerca del protagonista y el maquillaje no hace milagros. 

Esto provoca que la historia se sienta poco creíble y que suceda una situación similar a la cinta reciente de Indiana Jones y el dial del destino, en donde tenemos a grandes talentos de la industria interpretando papeles que tal vez ya no van tanto con su edad. 

Dicho lo anterior, cabe destacar la mayor virtud de la película, que es sin duda la intriga por saber cómo se resolverá el asunto del asiento explosivo. La tensión de este elemento recuerda mucho a las trampas de Jigsaw en El Juego del Miedo y desde que aparece provoca preguntas de las que podemos intuir sus respuestas ¿Qué habrá hecho Matt para hacer enojar tanto a alguien? ¿Quién está detrás de la trampa? 

Desafortunadamente las respuestas a esas preguntas caen en los clichés clásicos del género, lo cual no es algo necesariamente malo si eres alguien que disfruta de estas películas, incluso se presta para tomárselo con gracia al tener ese sentimiento de que sabías lo que vendría y tener satisfacción al respecto. Asimismo, ayuda mucho que la película no dura tanto, por lo que la acción fluye como debe y la resolución de los obstáculos que atraviesa el protagonista es entretenida.

Al final, Contrarreloj es una película palomera con la dosis de tensión necesaria para las personas que gustan de este tipo de películas. Pone de manifiesto una situación interesante en torno al fenómeno de los remakes y sirve para preguntarse ¿Hasta cuándo es suficiente exprimir al límite el papel de talentos icónicos? y ¿Qué tan necesarias son las adaptaciones de este estilo? Más aún cuando cuentan con una premisa interesante, pero que se siente que pudo haber dado para más.