En 2021, el prolífico director Denis Villeneuve trajo a la pantalla grande una nueva adaptación de la saga Dune escrita por Frank Herbert; acompañada de un elenco multiestelar, repleta de magníficos efectos visuales y que al final le valió 10 nominaciones a los Premios Oscar, de las cuales se llevó seis. Y aunque tuvo un recibimiento mixto, el trabajo estaba hecho, sin embargo, aquella película solo abordaba la mitad del primer libro de la saga y lo mejor estaba por venir. ¿Dune: Parte 2 cierra a la perfección la adaptación del primer libro de Herbert? La respuesta concisa es un “sí”. 

En esta segunda parte vemos a Paul Atreides (Timothée Chalamet) completamente en sincronía con la tribu de los Fremen y es entonces cuando inicia un viaje espiritual para convertirse en mesías, mientras intenta evitar el horrible futuro que ha soñado: una Guerra Santa que lleva su nombre. En el camino se enfrentará con viejos conocidos como el Baron Harkonnen (Stellan Skarsgård) y malos por conocer como Feyd-Rautha (Austin Butler) y el Emperador (Christopher Walken). 

Uno de los aspectos que causó que la anterior entrega tuviera críticas mixtas fue la sobreexplotación de los diálogos y la poca acción presente. Es claro que el producto sirvió como una introducción a los personajes y a los contextos de cada bando y sí, su ritmo no fue lo mejor dada la voluptuosa duración, sin embargo, su objetivo primario siempre fue pavimentar el camino para lo que Duna Parte 2 iba a contar. En esta segunda parte los personajes continúan su desarrollo a través de los vínculos que forman, en especial el de Paul Atreides con el de Chani (interpretado brillantemente por Zendaya), quienes protagonizan una subtrama tierna y amorosa que no tiene desperdicio dada las circunstancias heroicas y peligrosas que experimentan en su entorno. 

Por otro lado, volvemos a presenciar actuaciones sobresalientes, en especial de adiciones como la de Austin Butler con su personaje de Feyd-Rautha, un sádico y carnicero antagonista que no solo su aspecto físico es tétrico (con curiosas y cómicas semejanzas a Lord Voldemort), sino también sus motivaciones y acciones. Otro de los actores que logran sobresalir entre tanto talento es Javier Bardem, quien en la película anterior solo tuvo pocos minutos; aquí es uno de las piezas claves en el desarrollo de Atreides, al mostrar su lado paternal y ser una guía física para el joven salvador. 

Hay dos puntos a resaltar: uno de ellos es la potencia de las coreografías de peleas, pues tanto los movimientos como la enfatización de estos por medio de las notas de Hans Zimmer forjan una inmersión adictiva. Otro de los puntos son los efectos visuales, pues no es fácil la combinación de lo orgánico con lo creado con computadora y más si se trata de recrear un planeta ficticio como Arrakis, en el que conviven humanos, máquinas inmensas destructivas y gusanos gigantes. La magnificencia de los efectos complementan la experiencia de la película. 

Denis Villeneuve entrega una cinta con un ritmo fascinante, que toma sus descansos en diálogos que desarrollan a los personajes y alimentan los conflictos y encuentra sus momentos más emocionantes en las secuencias de acción que sobresalen entre otras del género por el gran soporte que le da la fotografía de Greig Fraser (The Batman) en la que la iluminación hace un aporte importante para enmarcar el árido mundo y las álgidas situaciones. 

Dune: Parte 2 es un evento fílmico sobresaliente, en el que cada uno de los elementos se sincronizan a la perfección para formular un producto emocionante a nivel visual, auditivo e histriónico. Luego de algunos retrasos, es muy probable que las expectativas por esta película se llenen y se superen sin problema y la pregunta ahora será ¿Villeneuve y compañía superarán lo realizado con lo que viene para la saga? Lo averiguaremos. 


Dune: Parte 2 ya está disponible en cines.