Donde sumergirse para encontrar lo perdido es crecer

Ahogarse es quedarse sin aliento; ya sea por miedos, frustraciones o inseguridades. A partir de esto se desencadena una trama existencial donde el agua es una metáfora sobre la vida. ¿Nadamos?, ¿flotamos?, ¿nos sumergimos? ¿qué hacemos con nuestras vidas y con nuestros fantasmas del pasado? 

La compañía de teatro Las moscas que vuelan al revés trae esta Fishtank, puesta en escena en la que conocemos a nuestros personajes junto a sus miedos más profundos. El miedo al fracaso, el ahogo existencial ante lo no realizado, las crisis económicas, los sentimientos no expresados, los sueños rotos, lo rutinario e incluso la falta de oportunidades.

Pero ¿cómo hacemos los seres humanos para sobrellevar estas cargas dentro de nuestras peceras de cuatro paredes? Muchas veces usamos flotadores tan sólo para mantenernos en esta competencia sin salirnos del carril. Incluso nos aferramos a flotadores invisibles ante el miedo de hundirnos y no encontrar salida o de conocer el fondo de nuestro ser.

No son un secreto los tabúes que existen alrededor del cuerpo femenino, las ideas erróneas de la feminidad y los traumas que puede generar el acoso sexual. La directora, productora y guionista de la obra, Edith Toral, plasma de manera acertada estos tópicos al mostrar cómo la ignorancia en torno a la menstruación se centra en no hablar de ella, ocultarla, hablar con paralelismos e incluso bromear con esta. El desarrollo del cuerpo femenino y el acecho de la mirada de los hombres que hacen sentir a las mujeres caminar sobre peceras de cristal permanentemente en donde paradójicamente la salida es hundirte hasta tocar fondo. 

La obra muestra cómo con la aparición de la menstruación aparecen cambios en los cuerpos de las mujeres que nos exponen a la violencia, al miedo, y a la anulación a través de pasar desapercibidas y no ser vistas. Sin duda, un tema en el que vale la pena sumergirse y salir a flote rompiendo con lo socialmente impuesto y con el derecho a vivir libres de violencia.

Hacia el final de la obra se muestra cómo nos sumergimos en las aguas de la vida tomados de la manos de nuestras familias y seres queridos; sin embargo debemos ser capaces  de soltarnos para nadar con nuestro propio impulso y estilo. Antes de sumergirnos en el agua hay que considerar la siguiente advertencia: “en el reflejo del agua nos vemos a nosotros mismos, pero no nos debemos ahogar viendo este reflejo”.

No debemos pasar tanto tiempo de nuestras vidas en la introspección ya que nos ahogaremos. Nadie nos dirá qué hay debajo del agua, adentrémonos en ella, vayamos al fondo y encontrémonos con nuestros fantasmas para abrazarlos, hacer las paces y seguir adelante.

Esta obra nos invita a dejar atrás todo lo que no nos sirva; a saltar de la plataforma y salir de nuestras peceras; seguir caminos diferentes fuera de las aguas ya conocidas, dejar atrás el hubiera y buscar nuestros caminos para así gozar de nuestras propias decisiones. 

Podrás disfrutar de esta puesta en escena del 17 de junio al 29 de julio a las 20:00 hrs en el Teatro La Capilla con un aforo limitado. Pero no te preocupes, si no te sientes seguro en asistir puedes hacerlo desde la comodidad de tu hogar, pues se ha implementado la transmisión en línea de la misma.

Adquiere tus boletos en el sitio web de Boletopolis para funciones presenciales o virtuales. También puedes comprarlos minutos antes en las taquillas del recinto. Visita el sitio web del teatro para más información.