Instintos Asesinos: La caída a la locura de una madre
Instintos Asesinos no solo es el remake de la película belga Duelles, la cual está basada en el libro de Bárbara Abel, sino que marca el debut como director del cinematógrafo Benoît Delhomme. Dentro de su visión por esta historia sobre la maternidad, llena de tragedia, desconfianza y locura, se encuentra un relato interesante sobre las verdaderas intenciones de los personajes centrales, pero que carece de profundidad.
Alice (Jessica Chastain) y Céline (Anne Hathaway) son mejores amigas y madres, las cuales viven una vida de ensueño con sus hijos y sus esposos en un suburbio de Estados Unidos en los años 60. Sin embargo, todo se ve derrumbado cuando sucede un trágico accidente que rompe la armonía de estas dos familias. La tensión entre las amigas incrementará mientras su amistad y confianza serán puestas a prueba.
Cortesía: SupraCinema
Antes de hablar de la narrativa, hay que destacar el increíble trabajo de arte en cuanto a ambientación, vestuarios y peinados, los cuales siempre sobresalen en producciones de época y esta no es la excepción. Los colores de cada prenda se complementan con la personalidad de cada personaje y los momentos de transición que sufren a medida que avanza la trama.
La fotografía está bien cuidada gracias al manejo de iluminación de cada plano que ayuda a darle profundidad y forma al espacio en el que se desarrollan las escenas, al igual que le da un plus a la ambientación que maneja y el momento dramático en el que se encuentra el relato, sobre todo en las escenas de noche cuando se genera mayor fricción entre los personajes.
Entrando de lleno a la narrativa, es en este punto donde más flaquea. Un lugar común en películas actuales es que los personajes susceptibles a tragedias muy fuertes terminan en la locura. Y esto no sería un problema, siempre y cuando se sienta lógico o creíble que tal personaje puede llegar a terminar trastornado debido a los rasgos que componen su personalidad.
Las actuaciones de Jessica Chastain y Anne Hathaway son buenas, tienen una gran química entre ellas y les dan cierto carisma a sus roles. Sin embargo, no se siente tan verosímil el cambio que sufre el personaje de Céline en los primeros minutos de pasar de una madre amorosa y una amiga inseparable a una mujer manipuladora, que tiene todo fríamente calculado y adquiere un instinto asesino.
Otro punto por considerar es que hay momentos en los que ciertas escenas dramáticas se vuelven graciosas involuntariamente y le restan un poco de peso emocional a la cinta.
A pesar de sus altas y bajas, sobre todo en la falta de profundidad en los temas que aborda, Instintos Asesinos es una película entretenida que tiene bien cuidados sus aspectos técnicos y maneja un buen ritmo que no la hace aburrida, combinadas con una gran interacción entre Chastain y Hathaway que te hacen querer llegar hasta la pantalla de créditos.