La frontera invisible es una de las tres obras dentro del programa de óperas primas a estrenar este año por parte del Centro de Capacitación Cinematográficas (CCC) en su celebración de 50 años de existencia. El documental está dirigido por la egresada Mariana Flores Villalba quien comenta que su interés en narrar la vida de los habitantes de la isla Socorro surgió en un ejercicio de la escuela en el que visitó en el año 2008, por lo que decidió volver a la isla años después y grabar durante 24 semanas toda la rutina y vida de las personas en ella. 

La isla está a 700 kilómetros de la costa de Colima siendo la última avanzada mexicana en el norte antes de pasar a territorio estadounidense. En ella habitan miembros del ejército que son enviados a resguardar el lugar. El largometraje es un viaje a la introspección de personas que se cuestionan su papel en el mundo tan caótico y violento que está en tierra firme. La mirada que la directora Mariana Flores propone en su película es una bastante humana que busca despertar una conciencia en el espectador sobre los hombres y mujeres detrás de una institución tan complicada como lo es el ejército mexicano. 

Los testimonios de cada uno de los habitantes representan un conflicto de intereses variado, en el que se cuestionan su papel como personas y como elementos del ejército. Un ejemplo es el de un activo que cuento como un joven que estaba sirviendo como cocinero en la isla pidió ser transferido a otro estado para sentirse más seguro de su servicio como soldado, días después de ser fue transferido, el cadete murió de forma aterradora por lo que el que cuenta la historia comenta su felicidad de solo estar resguardando la isla, lejos de cualquier problema. Son este tipo de testimonios los que nutren el documental de matices, lo que hace sentir cada encuadre como un retrato de la melancolía y el sentido de una vida con un ritmo pausado a lo lejos de la civilización que esta en ruinas por su propia mano. 

La fotografía está realizada por Claudia Becerril quien logra crear una atmósfera visual impresionante llena de simbolismos y de un lenguaje cinematográfico que va más allá de solo darle imagen a la historia, hay un juego interesante con el mar, la lluvia, el viento y el amanecer que incluso puede evocar un símil con la película Perfect Days del director alemana Wim Wenders en la tranquilidad de su montaje, que no está demás decir que fue realizado por la nominada al Ariel, Astrid Rondero, esta mezcla de fotografías impactantes y montaje sereno pero puntal hace que el documental inhale y exhale al ritmo de las olas que chocan en la isla Socorro. 

Si bien una gran parte de los testimonios son de personas que están en la isla por decisión del ejército, hay otros elementos que se encuentran huyendo de sus propias acciones buscando donde pueden ser alguien lejos de esa persona que fueron en el pasado, el aislamiento resulta un escape para ellos de su pasado. En los testimonios de estos elementos es palpable el arrepentimiento y esa necesidad de encontrar paz en un lugar al que su pasado no los pueda alcanzar. 

La frontera invisible es un documental imperdible para el público ya que la forma en la que plasma cómo los soldados son más que una institución, son personas que intentan llevar una vida tranquila lejos de otras obligaciones del ejercito que los pone en riesgo y para nada esto es una razón para juzgarlos ya que invita a pensar sobre ¿Qué preferiría uno como espectador? Arriesgar la vida en el frente o estar aislado del mundo extrañando el hogar todo el tiempo junto a personas que están en la misma situación o con algunas otras que huyen de la vida de errores que los pusieron ahí. El documental tendrá su estreno en cines a partir del 24 de julio y es una de las opciones más reflexivas para poder disfrutar dentro del programa de óperas primas del CCC.