México: país de sueños, país de miedos, país de tragedia, país feminicida, país de las infancias perdidas. Estas son solamente algunas de las palabras que se me ocurren para describir el país en el que vivo mi día a día; aquel en el que he visto de todo y que me ha hecho perder mi capacidad de asombro. 

Todos los días escuchamos noticias que huelen a sangre, un ejemplo es lo sucedido a inicios de la semana en Michoacán, donde más de 10 personas fueron asesinadas en un velorio por órdenes del narco de ese estado. País en donde el presidente se limpia las manos de estos actos, donde no existe la justicia o tal vez sí, pero para unos cuantos. 

Inicio esta reseña con esos pensamientos que fueron desatados gracias al documental “Las hostilidades”, dirigido por M. Sebastián Molina en 2021. Dicho documental nos cuenta la vida de aquellas personas que han sido olvidadas, la vida de los y las habitantes de Santa Lucía, Estado de México.

Santa Lucía como muchos otros sitios de nuestro país ha sido tachado del mapa o como bien lo dice el director Sebastián Molina al inicio de la cinta: “Esto va de los lugares de en medio, donde no pasa nada y se olvida todo” y es que no hay mejor forma de decirlo. Donde mirar, escuchar y callar son las reglas de las calles, quien no calle está muerto, claro está; pero si sigues las reglas tienes garantizado un día más de vida. 

A lo largo del largometraje vemos las injusticias y el aumento de la delincuencia a través de los ojos de la familia de Molina. Primos, abuelos y padre se unen en este viaje lleno de melancolía por el ayer y nos dejan muy en claro lo que sucede en sitios como Santa Lucía. 

El trabajo de fotografía juega parte vital en la narrativa de la historia, no sólo nos acompañan los familiares del joven director sino también las infancias perdidas, aquellas que no patean balones sino que enfundan armas, aquellas que ven la violencia como el pan de cada día.  

Una frase dentro de la cinta que llamó mi atención fue la siguiente: “Si no quieres ver demonios no salgas de noche”. Me quedé pensando en ello y no pude más que preguntarme; ¿es esto realmente así? México es un país lleno de demonios. Demonios que no se han limitado al manto nocturno, sino que con el tiempo han invadido los días llenos de sol; se han colado por nuestras ventanas, a la vida de nuestros seres queridos e inclusive han tomado posesión de nosotras y nosotros mismos; nuestros cuerpos son suyos e inclusive deciden nuestra muerte.

No cabe duda que Sebastián Molina nos regala una ópera prima llena de reminiscencia, de aciago y sobre todo que invita a la reflexión y a la visiblización de estos poblados perdidos.  Dicho largometraje formará parte de la doceava edición del Festival Internacional de Cine UNAM (FICUNAM) que tendrá lugar del 10 al 20 de marzo del año en curso. Para más información te invitamos a visitar las páginas oficiales del Festival.

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