Angelina Jolie regresa a la pantalla grande en la piel de la famosa cantante de Ópera “María Callas”, a quien vemos en sus últimos momentos de vida, recordando viejas glorias y sumida en fantasmas, tormentos y oleadas de ego, distorsiones de la realidad y la evocación de quien ya no se es.

La historia de María Callas es tan fascinante como trágico, dejar de hacer aquello que te apasiona es para muchos el peor de los martirios. Y es de donde parte la película, en donde la diva de la ópera deambula entre el consumo de pastillas para dormir y compartiendo tiempo con su criada. ¿Será acaso este el cierre perfecto la trilogía?

Porque sí, esta cinta forma parte de una “trilogía femenina”, todas dirigidas por Pablo Larraín. Ninguna comparte relación directa con la otra, más que el presentar historias de personajes femeninos icónicos, sumidas en la tristeza y sin el poder de controlar sus vidas. Aunque, en esta última hay ciertos guiños hacia una de las películas.

Comencemos con la portada, la cual es muy buena, pues refleja y sintetiza lo que la cinta se empeña en mostrar, el deterioro de la cantante de ópera espiritual y físicamente, oscureciéndose lentamente, hasta lo último, que fue su corazón.

Entre “Jackie” (2016), “Spencer” (2021) y “María”, es justamente esta última la más floja de la tercia. A comparación de sus predecesoras, en donde las situaciones aterradoras y claustrofóbicas te hacen querer entrar en la pantalla y abrazarlas, aquí pasamos tiempo con un ser por naturaleza histriónica, por lo que es difícil comprenderla y empatizar con lo que le sucede por sus aires de grandeza y arrogancia.

El problema es que, al tratar con una persona de esa naturaleza, Larrarín se enloquece y la convierte en un histrionismo exacerbado, con diálogos que rayan lo irrisorio, pero también lo inhumano. El director chileno explora esta óptica hasta un límite que termina siendo demasiado para el espectador.

Mientras que en “Spencer” terminas harto de las formalidades y modismos de la realeza, en esta película son tanto la criada (Alba Rohrwacher) como su mayordomo (Pierfrancesco Favino) quienes se enfrentan a la fatalista de María, esto queda expuesto en el plano final.

Se agradece que Pablo Larrarín quiera presentarnos un biopic fuera de los cánones de este tipo de historias. Claramente no es la primera vez, adolece de presentarnos los inicios de sus musas ni culmina en sus muertes (a excepción de esta última), nos muestra un punto de partida importante y específico de sus vidas, como puede ser un fin de semana con la realeza, o los momentos después de la muerte del presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, aquí hay un excesivo abuso de flashbacks y situaciones que caen en lo reiterativo.

Dichas reiteraciones hacen que, al pasar los minutos del metraje, ésta pierda su fuerza. Pues, el montaje inicial es una belleza, en apenas unos minutos logra resumir para quienes no conocen a Callas, porqué es tan aclamada no solo en el círculo de la ópera, sino también por todo el mundo.

Por último, mencionar la increíble actuación de Angelina Jolie, quien contribuye a glorificar esa secuencia inicial con una voz apoteósica. Además, su interpretación no ciñe en copiar gestos y ademanes de Callas, logra darle una personalidad única. Le crees en todo momento el sufrimiento por el que está pasando.

En conclusión, más allá de su inicio brillante y su belleza visual, “María” cumple hasta cierto punto con su propósito, pero es un desliz más en la filmografía del director, y paralelamente, una gema, actoralmente, en la filmografía de su actriz.

La película se estrena en salas de cine este jueves 20 de febrero.

Puedes ver el tráiler aquí: