Es bien sabida la inseguridad que se vive en la Ciudad de México, lo difícil que es sobrevivir y las “mañas” que tenemos que aprender para salir ilesos todos los días, guardamos el celular en la mochila y llevamos otro para “asaltos”, uno que vamos a entregar para que nuestro esfuerzo no sea arrebatado por la necesidad de otra persona. Repartimos el dinero en todas las bolsas del pantalón, las chamarras, la mochila porque si te llegan a robar tendrás dinero para regresar a tu casa. El miedo se ha convertido en una constante en nuestras vidas y es un compañero que todos los días nos acompaña al salir de casa.

En algunas ocasiones todas las precauciones que hemos tomado nos salen mal, nos equivocamos y hacemos lo que nuestro instinto cree mejor. A veces la suerte juega de nuestro lado, pero en otras ocasiones, el destino nos pone en el peor lugar, en el peor momento. Esta es la historia que podemos ver en Ocho de cada diez, una película que nos cuenta la historia de Aurelio —interpretado por Noé Hernández—, un hombre que perdió a su hijo por un presunto “ajuste de cuentas” que ocasionó la muerte de su hijo. 

A partir de la pérdida es que comienza la cinta y en ella vamos conociendo la historia de este padre que resulta estar viviendo un duelo a partir de una necesidad por descubrir quienes fueron las personas que ejecutaron a su hijo, mientras que se topa con un sistema que no le permitirá tener la justicia que busca. Mientras esto sucede para mantener el suspenso del otro lado tenemos a Citlali —Quién es llevada a la pantalla por la actriz Daniela Schmidt— una mujer que se dedica a la prostitución y quien lucha por recuperar a su hija que vive en la frontera norte de México.  

La historia de Citlali podría fácilmente eclipsar la historia principal, pero se utiliza como vehículo para mostrar un acercamiento a las opresiones que viven ambas personas desde las diferentes aristas que tienen y esto nos deja claro que existe una diferencia entre el sufrimiento de las personas, cada uno busca la forma de sobrevivir. Esta pareja vive un encuentro que los hace unirse por el dolor para tener un acompañante que pueda besar sus cicatrices tal vez eso no las haga sanar, pero sin duda hará que se acepten de otra forma.  

En el largometraje del director Sergio Umansky parece mostrar una realidad de la clase baja mexicana, aunque bien hay generalidades que resultan ciertas, se puede sentir que hay temas de los que no son cercanos a su realidad y esto ocasiona que después de la mitad de la cinta las soluciones que tienen para los conflictos caigan en lo absurdo. Pero esto es rescatado por las actuaciones de Schmidt y Hernández quienes dan a sus personajes una credibilidad y una personalidad que si bien no es entrañable logra sacar adelante el proyecto.

Esta cinta se exhibirá en los cines a partir del 09 de diciembre, por lo que te sugerimos estar atento a la cartelera para que puedas ver este proyecto que llega con el sello de Alfhaville Cinema.