Parpadea dos veces:
La necesidad del recuerdo
¿Si tuvieras la oportunidad de borrar tofos tus recuerdos traumáticos, la tomarías? A partir de esta pregunta se desarrolla la trama de Parpadea dos veces un thriller con tintes de humor negro con el que Zoë Kravitz debuta como directora y guionista.
El filme retrata el despertar de la mujer en una sociedad que por años la mantuvo reprimida y las consecuencias que esta toma de conciencia conlleva. Con un guion plagado de interesantes puntos de giro, personajes intrigantes y un humor atípico, pero efectivo Parpadea dos veces se perfila como un caballo fuerte para acceder al olimpo del thriller.
Frida (Naomi Ackie) es una mesera aspiracionista quien en una gala benéfica consigue acercarse al magnate tecnológico Slater King (Channing Tatum). El empresario queda prendado de Frida e invita a ella y a una de sus amigas a una fiesta es su isla privada. El lugar es idílico, Frida está maravillada por las atenciones que le brinda Slater. En la isla se encuentran otros amigos del empresario y tres bellas mujeres con las que se inicia una bacanal protagonizada por drogas sintéticas y alcohol. La noción del tiempo se pierde, el hedonismo se cultiva en aquella isla cuyos días transcurren en fiestas interminables. El conflicto inicia cuando Frida se percata de que su amiga a desaparecido, sin embargo ninguno de los asistentes recuerda la existencia de esta mujer. Frida hurgará en su memoria para intentar encontrar respuestas a una situación que comienza a tornarse oscura.
Parpadea dos veces es una gran cinta sazonada con simbolismos y una dura crítica social hacia el patriarcado, sutilmente oculta bajo el velo del humor negro, que llega a rozar el absurdo, y una historia tensa que mantiene en vilo a la audiencia. A pesar de que su arranque es lento y genera la idea de que la película carece de rumbo, Zoë Kravitz utiliza la primera media hora para soltar información a cuentagotas e implantar elementos que serán explotados en el clímax y con el que construye puntos de giro efectivos.
Dicen que “quien no conoce su historia esta condenado a repetirla” y Parpadea dos veces explora este dicho a profundidad llevándolo a sus máximas consecuencias. La pertinencia del recuerdo y el privilegio de la memoria son encumbrados en esta cinta cuyo punto climático se construye con los recuerdos borrosos de una protagonista que contagia su sentimientos de incertidumbre a la audiencia.
El suspenso y el humor negro confluyen perfectamente en Parpadea dos veces y demuestran la plasticidad qué tiene el género del thriller para presentar películas con tramas frescas y elementos innovadores. Esta cinta emplea los componentes clásicos del género que la asemejan a obras como Midsommar o ¡Huye!, pero logra alejarse de ellas tras la irrupción del humor negro que lejos de demeritar la trama logra impulsarla a un final potente.
No debe pasar desapercibida la similitud de la isla de Slater King, excepcionalmente interpretado por Tatum, con la de Jeffrey Epstein. Zoë Kravitz logra hacer una crítica directa a la impunidad de la que gozan hombres millonarios como estos dos personajes. Con Parpadea dos veces la directora denuncia los malos manejos de la justicia social en perjuicio de la mujer, todo a través de una sátira social que se burla del estereotipo del hombre rico, a la vez que muestra su voracidad.
Parpadea dos veces es una película destinada para sorprender al público. La combinación de géneros soportada por una trama tensa que funge como vehículo para hacer una crítica directa al machismo histórico y vela por la necesidad de “no olvidar” genera emociones contradictorias en un público que se encuentra a merced de una historia cuyo cauce cambia de curso repentinamente.