El documental dirigido por Maite Alberdi es una de las historias más entrañables, conmovedoras y dolorosas camino a la entrega número 96.ª de los Premios Oscar. Esta película sirve como retrato de Augusto Góngora, reconocido periodista chileno que padece de Alzheimer, para rememorar el trabajo de su vida, su causa social con Chile, pero sobre todo del hogar que construyó con su esposa Paulina Urrutia. Esta historia es una huella imborrable sobre los recuerdos marcada por el amor. 

El Alzheimer es una enfermedad que parece sacada de una ficción cruel, creada para representar un miedo latente y primigenio: la pérdida gradual de la memoria. No son pocas las cintas en el cine que han tratado el tema, pero pocas llegan a ser tan cruentas y emotivas como la Memoria Infinita.  


El acercamiento a esta enfermedad, a través de la historia de Góngora y Pauli, es creado desde el cariño, la comprensión y el entendimiento, con una mirada sumamente respetuosa, que rememora la vida de nuestros protagonistas. Este documental nos muestra el contraste de una persona antes y durante el momento que padece dicha enfermedad, dejándonos ver el personaje que fue durante sus mejores años de carrera periodística, así como de la persona que olvida poco a poco los nombres de sus seres queridos.

Paulina es la compañera de Góngora en este viaje descorazonador, donde también podemos ver su dinámica como pareja, una dinámica enternecedora que al mismo tiempo nos acerca al entendimiento de una enfermedad que no tiene cura.

Una de las particularidades de esta película documental es que se llevó a cabo durante la transición del periodo previo a la pandemia del covid -19 así como en el desarrollo de esta, algo que vemos ocurrir en la película dentro de la narrativa que nos coloca en la vida de esta pareja. Dicha transición es un elemento circunstancial interesante, porque Paulina se encargó de grabar ciertas escenas y secuencias dentro de su hogar ante la imposibilidad de estar con todo el equipo de producción.

Lo anterior se muestra con escenas complicadas que muestran el deterioro que sufre la memoria de Góngora al no recordar el nombre de su esposa, de sus hijos o al hablar sobre escenarios creados en su cabeza que lo llevan a alejarse de la realidad. 

Entender una enfermedad tan delicada, desde el interior de la familia que lo vive, sirve para redefinir la importancia que le damos al paso del tiempo y la llegada a la vejez con un mensaje que no se centra en destacar los momentos más dolorosos, sino en rememorar la vida de una persona que fue extraordinaria.

Vemos el amor entre Pauli y Góngora con recuerdos que fueron grabados en distintos momentos de su vida, desde los primeros años en su propia casa hasta los momentos más importantes en las carreras de ambos, uno desde el periodismo y Pauli desde el mundo de la actuación. 

De cara a una de las entregas de premios más importantes del año, La Memoria Infinita es una fuerte candidata en el ámbito documental puesto que invita a la reflexión en torno a la vida misma. Con una realización en la que el amor por una persona se puede ver a través de los recuerdos que se pierden con el pasar del tiempo, que ayuda al entendimiento de una enfermedad como el Alzheimer y a mostrarnos una posibilidad hermosa sobre cómo hacerle frente al olvido.