Todo saldrá bien de François Ozon
¿Puede la muerte dignificar? Tout s’est bien passé, reciente largometraje del cineasta Francois Ozon reúne y analiza elementos de la vejez, enfermedad, relación padre-hija y eutanasia a través de esta obra impregnada con su singular toque: la polémica en conjunta a lo efímero de la vida y los vínculos interpersonales.
La película parte del libro autobiográfico de Emmanuelle Bernheim, un relato descriptivo a partir del accidente cardiovascular de su progenitor, el cual, le pide trasladarse a Suiza para fallecer de manera asistida; ya que, en Francia no es legal realizar este procedimiento.
Ozon y Berheim fueron amigos hasta el fallecimiento por cáncer de esta última. El director la define a su colega como deportista, enérgica y poseedora de vitalidad, razón desafiante cuando se trató de asignar su papel a otra mujer, sin embargo, la actriz Sophie Marceau logra la adaptación pese a no asemejarse físicamente a ella.
Al elenco se integró André Dussollier cuya actuación en palabras de Francoise, se distingue por su carácter americano, dado el realismo y perfección a su técnica,cabe destacar, la documentación detrás del film con entrevistas a médicos, maquillistas y un ortofonista quien asesoró el modo de hablar de André.
El espacio cotidiano se irrumpe con una llamada, Emmanuelle, novelista de mediana edad escribe en su laptop cuando le informan sobre el estado de salud de su papá, quien acaba de sufrir un derrame cerebral, de esta manera inicia el duelo, prepararse para dejar ir a la persona y el resentimiento de los años de crianza.
Deje de ser es la frase a mi perspectiva, con mayor peso dentro de la cinta al representar en sí el sentido de vivir o no de André. La eutanasia es un acto personal así como existir, al estar en un lugar y convivir con otros producimos sentimientos, intercambiamos algo nuestro, pero la razón de vivir y ser sólo está en uno mismo.