Wonka
Wonka llega a México para endulzar las pantallas de cine. Paul King presenta el origen del personaje creado por Roald Dahl en una historia en la que se enfrentan la magia y la inocencia contra la rapiña y el egoísta. Más allá de ser una obra que relata cómo Willy Wonka logró convertirse en el chocolatero más importante del mundo, este filme es una crítica dura contra el capitalismo rampante que limita la libertad, esto oculto bajo el dulce velo de una comedia musical. Willy Wonka es un revolucionario.
Esta precuela protagonizada por Timothée Chalamet narra los inicios de Willy Wonka. Un joven cargado de inocencia que desea cumplir el sueño de ser el chocolatero más famoso de todos y repartir dulzura al mundo. Sin embargo, su sueño se tornará amargo cuando se enfrente a un cartel de chocolateros que desdeñar la competencia y sea embaucado por unos hoteleros que lo esclavizan tras la firma de un abusivo contrato. Con ayuda de Noodle, una huérfana caída en desgracia, Wonka intentará dar a conocer al mundo su chocolate mientras lidia con una iglesia y un estado corrompidos por el dulce sabor del soborno.
Este filme logra cocinar una entrañable comedia musical con una crítica sagaz que subyace y se oculta en la construcción exagerada de unos antagonistas que representan la crueldad en la sociedad. Wonka es una perfecta crítica a la podredumbre social gobernada por una élite empresarial que monopoliza el poder y corrompe las estructuras. Aunque esto pueda parecer complejo o aburrido, el acierto de Wonka es que está crítica se diluye en una historia divertida, graciosa al estilo inglés, inocente y esperanzadora.
¿Por qué Willy Wonka es un revolucionario? El filme presenta a una sociedad que vive en aparente paz, su centro de esparcimiento es una plaza en la que se encuentran las tiendas de chocolate más exclusivas con precios prohibitivos. Cuando Wonka desea emprender y mostrar al mundo su chocolate, sumamente superior al de las tiendas, los dueños de las chocolaterías se unen para corromper a las instituciones de poder e impedir que Willy venda sus chocolates. Esto lo hacen no solo porque el chocolate Wonka supera a los suyos, sino porque sus precios son accesibles para todos. Así, Willy Wonka representa a un revolucionario que desea una repartición equitativa de la riqueza, pero es obstaculizado por un sistema que lo rechaza y por esclaviza.
El chocolate es utilizado como perfecta metáfora del dinero al presentar la adicción que genera en las élites del poder. Tanto la iglesia como la policía son seducidos por cantidades ingentes de chocolates y se convierten en acérrimos rivales del inocente Willy Wonka que se mantiene fiel a su ideal: “No importa el chocolate, sino con quien lo comas”, premisa que sustenta la película y sirve como dogma del protagonista.
Wonka es una película llena de magia, con imágenes coloridas que endulzan los ojos, personajes entrañables y bien construidos que complementan la gran actuación de Timothée Chalamet que interpreta a un personaje inocente quien, a pesar de lo abusiva que se muestra la sociedad con él, no deja de creer en la bondad de la gente ni en la magia.
Este es un filme que supera cualquier tipo de expectativas. Crea una historia inicial digna de un personaje entrañable como Willy Wonka y lo impulsa para convertirse en un ser que la audiencia amará.