Desde la primera aparición de un mexicano en una película estadounidense en 1923 hasta la actualidad, en donde Tenoch Huerta se une al UCM de Marvel, se han sumado actores, actrices y reconocidxs directorxs que han puesto el nombre de nuestro país en alto dentro del cine hollywoodense. Pero ¿a qué se debe está incursión latina en las producciones norteamericanas? 

Pareciera que el surgimiento de actores mexicanos en Hollywood es algo nuevo. Nombres como Salma Hayek, Diego Luna, Gael Gacía Bernal, Eiza González y recientemente Tenoch Huerta, son ejemplo de personas que han alcanzado el éxito en Estados Unidos gracias a sus extensas carreras y a la aceptación que han tenido en el país vecino. Sin embargo, existen otros factores que han permitido su llegada a la cima.

Estados Unidos es el tercer país a nivel mundial con más producciones cinematográficas realizadas al año, sólo detrás de la India y China. Por tanto, Hollywood no solo se trata de una industria sumamente redituable, sino de un poderoso medio de entretenimiento, de representación y de difusión social y cultural.

Por otro lado, México es uno de los países en que más se consume cine, ocupando en 2015 el cuarto lugar de los países con más boletos vendidos y con más salas de cine en el mundo. Además, según CANACINE (2022), 29 de 30 de las películas más taquilleras en México son de origen estadounidense, entendiendo así que los espectadores mexicanos tienen una tendencia casi unánime por los filmes norteamericanos.

Debido a lo anterior, el rol que desempeña el perfil del consumidor no es menos importante y dado que los papeles de personajes latinos obedecen al mismo, las y los mexicanos así como la comunidad latina que reside en Norteamérica (cuyo poder adquisitivo a aumentado en los últimos años) contribuyen ampliamente a este mercado.

Los intérpretes, eran (y son) conscientes de lo que es ser un latino en Hollywood. En épocas pasadas, los papeles para mexicanos eran escasos y representaban estereotipos para dicha población: delincuentes, jardineros, empleadas domésticas, etcétera. Conforme se fueron otorgando mayor cantidad de papeles a mexicanos y más variedad de personajes la visibilidad mexicana también fue creciendo.

Tal es así que tenemos como ejemplo a Diego Luna en Rogue One: una historia de Star Wars, Diego Boneta en Terminator: Dark Fate o Melissa Barrera en la última cinta de Scream, por mencionar solo algunos.

En cuestión de directores y guionistas mexicanos y/o latinoamericanos tan solo representan un 3% en producciones estadounidenses. De ahí que nombres como el de Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y el recientemente galardonado Guillermo del Toro  sean sumamente reconocidos y un orgullo para su nación. 

La aparición de más y más mexicanos en el cine no debería de sorprendernos: hay talento en exceso en el país, por lo que se espera que también se abran cada vez más y mejores áreas de oportunidad, de forma que ver a un mexicano triunfar nos parezca normal.