“El libro, objeto frágil y poderoso, nos permite compartir la imaginación del mundo”.

Carlos Fuentes

Los libros son una fuente inagotable de conocimiento, en sus páginas encontramos sabiduría, pasión, placer, un sinfín de emociones y sentimientos; son maestros que instruyen sin castigo, sin palabras ásperas y sin ira, nunca están dormidos y cuando se les interroga no ocultan nada. Desde niños y hasta la etapa adulta la cultura se nos da a través de ellos; se vuelven compañeros, guardianes de historias, sueños, aventuras y por ende el objeto más valioso creado por el hombre.  

La evolución de la sociedad y del hombre, nuestro desarrollo intelectual y emocional, en mayor medida ha sido gracias a grandes obras literarias; en tiempos de pandemia los libros se convirtieron en refugio y en algunos casos una terapia para sobrellevar el aislamiento. Un ejemplo de lo anterior es la obra coordinada por Monica Martínez,  Experiencias del año cero. El suceso que marca la historia de la humanidad (2021), un libro que muestra cómo diferentes escritores se adaptaron a la pandemia. 

Cada libro sin importar el tema, es un boleto a otra realidad, tiempo y espacio, en cada una de sus páginas se viven experiencias únicas e inigualables; en algunos casos, el lector se vuelve parte de la historia o de algo más grande; un claro ejemplo es Rayuela (1963) de Julio Cortazar que nos transporta a París y Buenos Aires, sumado a que Cortazar deja que el lector lea la obra como mejor le parezca. De forma general los libros son el principal desarrollador intelectual de los individuos.  

Para los amantes de la lectura y del uso correcto del lenguaje, leer un libro siempre será un acto placentero, porque son los guardianes indiscutibles del lenguaje; Irene Vallejo en El infinito en un junco (2019), hace un estudio exhaustivo y profundo de los orígenes del libro. Por otra parte Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, mencionó en una entrevista que: “El lenguaje es algo que nace naturalmente, sobre eso se establecen ciertas reglas y no debemos desnaturalizarlo”

El poeta Rabindranath Tagore decía: “Un libro abierto es un cerebro que habla. Cerrado, un amigo que espera. Olvidado, un alma que perdona. Destruido, un corazón que llora”. Sin los libros, no sabríamos de la Guerra de Troya, de la cultura helénica; de conoceríamos los poemas de Sor Juana; Epícteto, Aristóteles, Séneca o Marco Aurelio serían desconocidos para el mundo; parafraseando el lema de la Universidad Autónoma Metropolitana “Un libros es una casa abierta a la cultura”.   

Este texto debía ser sobre la “importancia del libro”, pero decidí escribir sobre lo que yo pienso acerca del libro; porque creo firmemente que las personas, no necesitan un texto para saber que los libros fueron, son y serán trascendentales en el devenir de la vida. Los libros han sobrevivido censuras, dictaduras y prejuicios; el hombre desaparecerá, pero los libros seguirán. termino citando al escritor Pere Calders que dijo: “Los libros son de los pocos productos que se libran de ser cancerígenos. Aconsejo su consumo”.