La banda inglesa Alt J, regresó a México con su tour Relaxer. A un año del lanzamiento del álbum que da nombre a su gira y a unos meses de su presentación en el Corona Capital 2017, Joe Newman, Gus Unger-Hamilton y Thom Green pisaron el Auditorio Citibanamex de Monterrey el pasado domingo y la noche de ayer deleitaron a los capitalinos en el Pepsi Center WTC.

Pasadas las 8:30 de la noche Twin Shadow arrancó el concierto en su repertorio incluyó ‘Saturdays’, ‘Five Seconds’ y ‘When You Were Wrong’. El cantante confesó lo mucho que le gusta México y así dio paso a los protagonistas de la noche. El escenario se alumbró al ritmo de ‘Deadcrush’. La audiencia transpiraba buena actitud, sin emociones desbordadas se podía sentir la satisfacción de los fans que coreaban una a una las canciones de los ingleses.

Fotografía: Salvador Bonilla/ OCESA

Bien es sabido que el público mexicano es el sueño de todo artista, siempre dan el más cálido recibimiento a sus artistas favoritos. Y basta un par de palabras en español para explotar en gritos de emoción. Quizá se experiencia previa en nuestro país se los dejó en claro y en un no tan fluido español se escuchó “Hola México, estamos muy felices de estar con ustedes”, así los ingleses se llevaron por completo el corazón de sus seguidores.

Como tercer tema sonó ‘Something Good’, sus percusiones se disolvieron de manera maravillosa con el teclado característico de la canción. El juego de luces era hipnotizante y entonces lo supe: algo bueno pasaría esa noche. Y es que, aunque la agrupación de música indie no se caracteriza precisamente por montar grandes espectáculos, su setlist nos mantuvo en un tono alegre con algunas notas de nostalgias causadas por temas como ‘Tessellate’ y ‘Breezeblocks’.

‘Matilda’ fue una de las más esperadas de la noche, siempre pensé en ella como una canción deprimente y justo un día antes la describí como música para encerrarte a deprimirte una tarde lluviosa, pero ayer, Alt-J y sus fans me demostraron que también puede ser una muy linda canción, si se corea en conjunto puede dar como resultado magia pura.

Durante casi 90 minutos, la audiencia se dejó llevar, dejó que sus cuerpos obedecieran a un sonido que algunos necios se limitan a llamar indie rock, pero lo que esta banda logra difícilmente podría ser encasillado en un solo género musical, sin importar si se trata de “nu-folk”, soul o una bizarra pero fascinante combinación de ritmos, Alt-J sabe el verdadero significado de “música para desconectarse del mundo”.

Ahí, en medio de un foro que más bien parece una bodega, también me dejé llevar. Hace unas semanas ver a la banda no era parte de mis planes; fue una decisión de último momento, una invitación inesperada y el resultado simplemente maravilloso. Anoche descubrí que después de todo Alt-J es más que ‘Something Good’, ‘Fitzpleasure’ o ‘Left Hand Free’; es el acompañante ideal para una noche de complicidad. Fue una noche que me llevó a casa para dormir con una sonrisa en el rostro, llena de paz, como hace mucho no lo hacía.

Fotografía: Salvador Bonilla/ OCESA

Alt-J no sólo cumplió la promesa de una velada relajada, donde imperó la “buena vibra”, donde su música sumergió al público en una especie de viaje sensorial liderado por ese sonido característico donde Newman puede lograr tonos tan altos o bajos como desee, pero no puedo pasar por alto el tema de su producción, el complemento ideal que nos permitió seguir la experiencia no sólo con nuestro oído, también visualmente.

Luces que simulaban lluvia, cortinas e incluso las cuerdas de una guitarra, aunque quizá como con las nubes cada uno decidió qué forma le daría a la experiencia en su totalidad. Así y con la piel de gallina la banda dejó el escenario para regresar con el acostumbrado encore.

Antes de despedirse, nos regalaron tres temas más: ‘Intro’ de An Awesome Wave, ‘3WW’ y ‘Breezeblocks’. Era cerca de la media noche, era un martes frío y fresco, pero para los que salíamos del Pepsi Center era más que una noche feliz, unidos gritabamos “canta y no llores” no era un falso nacionalismo, era ese sentimiento que sólo la música logra, era un foro de jóvenes contentos por haber vivido esos momentos.

Antes de dormir, suspiré y también agradecí haber sido parte del concierto de Alt-J.

Fotografía: Salvador Bonilla/ OCESA