76 días tuvieron que pasar para que Wuhan volviera a presenciar la luz desde la intemperie; el corazón se enternece al ver las imágenes de los habitantes fundiéndose en un abrazo largo para reestablecer el contacto con los seres queridos en señal de victoria ante la cuarentena, sin duda podría estar entre los momentos del año.

Observar dichas postales causa una sensación de lejanía en el tiempo, al grado de creer que se trata de otro planeta; en esta etapa la añoranza ronda en cada rincón de nosotros y puede martillar la voluntad, pero también es un mensaje de ánimo proveniente de la ciudad que vio nacer al coronavirus y propagarse al máximo. Algún día saldremos a abrazar a quien tanto amamos y seguro hemos pensado en lo primero que haremos luego de abandonar el encierro.

No obstante, el panorama luce confuso gracias a nuestros “siempre imparciales” medios de comunicación quienes aprovechan la información, que ni siquiera ellos mismos entienden, para convertirla en un golpe político, cada dato es aprovechado para crear unos encabezados dramáticos dignos de una tragedia de Sófocles y a la hora buena todo resulta en un “no era tan así”. 

El problema, más allá de sus absurdos intereses políticos, es el efecto en la población, en realidad la gente no está guardada en casa pese a tener las posibilidades, e incluso, desafiantes de la realidad, cuestionan la existencia del virus. Con tanto ajetreo uno se pregunta si de verdad podremos superar este reto o estamos condenados a una peor historia que la de Wuhan.

No todo es malo cuando de tecnologías nos referimos, algunos la utilizan para conmover las almas y hacer noches memorables, Fernando Delgadillo realizó un concierto a través de Facebook Live, suceso bastante interesante debido al impacto.

Obtuvo una audiencia de más de 35 mil personas, todos ellos dialogaban en la sección de comentarios, etiquetaban a sus parejas, amigos, o dejaban un saludo al trovador, creando un ambiente de agradable convivencia. El espacio virtual pudo mutar en algo más cercano a lo presencial; la música del creador de la “canción informal” renació de tal modo que se volvió tendencia en Twitter. Ahora toca preguntar si esto abrirá horizontes no encontrados para la promoción artística.

Twitter

Y sobre promoción, el mundo de los videojuegos está de luto tras el fallecimiento de Gus Rodríguez, creador de la revista Club Nintento y el programa Nintendomanía, también conocido por crear varios personajes de Eugenio Derbez como Armando Hoyos. 

Un amo del lenguaje que dedicó su profesión a difundir el mundo de los juegos de video cuando aún era una subcultura, y además, entendió de pies a cabeza la verdadera esencia de ser un “gamer”, su legado inspiró a miles que hoy ofician su vida al periodismo de videojuegos y su pérdida representa la ausencia de un héroe de la infancia. 
Jamás olvidaremos que nunca debemos rendirnos y que siempre hay una recompensa más allá… del “Game Over”.