Con intenso sol y mucha paciencia vivimos el festival Pulso GNP en la ciudad de Querétaro. Créanme, más allá de su belleza, este estado nos recordó que cualquier evento en la CDMX tiene sus ventajas… grandes ventajas.

El tráfico para llegar al Antiguo Aeropuerto de la ciudad nos recordó el reporte vial que por la mañana oímos antes de partir rumbo al festival. Y es que debemos admitir que un porcentaje importante de la audiencia estaba conformado por “chilangos”. Acostumbrados a los embotellamientos, solo restaba suspirar mientras llegábamos al destino.

Una vez ahí, llegó el primer dilema: ¿dónde dejaríamos el auto? Ante la amenaza de posibles remolques no nos quedó de otra que confiar en los miles de conductores que optaron por estacionarse en a la sombra de cualquier árbol a lo largo de la carretera. El optimismo se acompañó por “total, qué puede pasar” aunque en el fondo quizá todos teníamos miedo, lo ocultamos con optimismo y las ansias de por fin entrar al festival.

Adentro, el ambiente nos dijo “bienvenidos a Querétaro” en su mejor sentido. No hubo borrachos impertinentes e imperaba un ambiente tranquilo, alegre. A nuestra entrada sonaba ‘Brillo Mío’ de Caloncho, y el recinto apenas si comenzaba a llenarse, quizá eran los 30º C los que retrasaron al público, esperando un sol menos sofocante.

Sin importar el clima, la sonrisa seguía en mi rostro. Llegamos a tiempo para ver a Jarabe de Palo. Pau Donés enérgico interpretó sus éxitos, desde ‘Bonito’ hasta ‘El Lado Oscuro’ y la aclamada ‘La Flaca’. Al finalizar saltó del escenario para entregarse por completo a sus fans.

Así llegó el momento de División Minúscula, para nosotros fue el momento ideal para buscar algo de comer y por supuesto, una bebida refrescante. Así, extrañamos nuevamente a la CDMX, el servicio era extremadamente lento, desorganizado. Hicimos cerca de una hora en una fila de apenas seis personas. Los propios queretanos comentaban su molestia, pero los chilangos éramos los realmente desesperados, queriendo agilizar el sistema con “autoservicio”.

De ahí, vimos a Zoé con un León Larregui distinto al que se presentó en el festival Amplifica. Con mayor compromiso hacia su público tocaron ‘Azul’, ‘Nada’, ‘Vía Láctea’ y ‘Te soñè’. Para este entonces la Luna ya había hecho acto de presencia y el aforo aumentó considerablemente, pero la audiencia se dispersó de nuevo cuando tocó el momento de Porter, quien llegó a su clímax con ‘Espiral’.

Sin duda alguna, fue Café Tacvba el acto más esperado de la noche. Como es costumbre, su presentación fue impecable, un exquisito setlist que dejó en evidencia la presencia de los chilangos. Manos arriba, saltos, cantos al unísono: el efecto Tacvbo en su máximo esplendor, pues “acá los chompiras rifan y bailan tibiri tabara”. Sí todos bailamos tibiri tabara durante su presentación; lo mejor de Pulso, diría yo.

Nuevamente, miles de personas desaparecieron inexplicablemente y dejaron poco público a The Vaccines su setlist no dejó reclamos, en cambio dejó un sentimiento de decepción con la falta de conexión con la audiencia. No seré tan dura, el éxtasis que dejó Café Tacvba era difícil de superar. Fue MGMT quien de retomó el ánimo para interpretar ‘Little Dark Age’, ‘When You Die’, ‘Time to Pretend’ y ‘Kids’.

Con casi una hora de retraso general, The Horrors pisaron escenario pasadas la una de la mañana. Caras de cansancio, un día lleno de emociones, hambre y sed fue el saldo que dejó el festival. Quizá le faltó organización, pero musicalmente hay poco que reprochar, nos vemos en la próxima edición, Pulso GNP.

Cortesía Ocesa