Jake Bugg en concierto
Con su tercer álbum bajo el brazo, Jake Bugg se presentó en el Plaza Condesa de la capital mexicana para beneplácito de sus cada vez más numerosos fans.
La noche musical empezó alrededor de las 8:20 pm con la presentación de Charlie Rodd, un cantante regio de pop, con toques de rock y ligeros esbozos de folk. Rodd cumplió con lo mínimo, fue rápido, austero y sencillo, como debe ser cualquier acto abridor.
Con precisión británica, Jake Bugg saltó al escenario en punto de las 9:30 pm. Pudimos ver a un cantante más maduro, sereno e incluso serio; su temple puede confundirse con apatía, pero los que hemos seguido la carrera del joven de Nottingham, sabemos que lo suyo no es el espectáculo ni el alboroto.
El inglés inició de forma inmejorable, su set acústico compuesto por seis canciones, trajo de regreso al Bugg campirano, el chico enamorado del folk, al cantante obsesionado con la América profunda, al fan de Johnny Cash, a ese ojeroso que sorprendió al mundo con sólo una guitarra.
‘On my One’ abrió el recital de gran manera, la guitarra de Bugg sonaba afilada y el joven demostró que su voz es única en la actualidad. La cumbre del concierto llegó muy pronto, ‘Simple as This’ nos recordó todas las cualidades de su intérprete y forjó una comunión con el público que no se volvería a romper. ‘Stranger Creatures’, ‘Me and You’ y ‘All That’ cerraron la parte íntima del concierto y de aquí todo fue en picada…
En la segunda parte del concierto, Bugg junto con su banda desarrolló una sección mucho más eléctrica, formada principalmente con las canciones de su último disco, un material más enfocado al pop y que le ha traído una gran cantidad de fans adolescentes, las mismas que te puedes encontrar en un concierto de los Jonas Brothers. El ambiente era extraño, una combinación entre el folk más encarnado que era cantado y vitoreado por niñas que bien podrían pertenecer a un recital más “popero”. ‘Bitter Salt’, ‘Seen it All’, ‘Never Wanna Dance’ sonaron bien, sin embargo, se extrañó al Bugg amargado, aquel que le cantaba a la adolescencia inconforme y nostálgica.
Hubo momentos potentes -no podemos negarlo-, con ‘Trouble Town’ y ‘Put Out the Fire’, el británico demostró que tiene alma para el rock, que puede hacer vibrar con su guitarra eléctrica y que tal vez, pueda tomar un camino distinto al country y aún así ser un artista competente.
La noche cerró con dos joyas de su primer álbum, ‘Broken’ fue la parte melancólica, ‘Lightning Bolt’ convirtió el Plaza Condesa en salón de baile country, campirana y pura, una canción que bien pudo escribir Jack White en su adolescencia temprana.
Nos faltó ‘Country Song’ y nos sobraron un par de canciones, pero podemos decir que el joven inglés cumplió como siempre. Tiempo de decisiones señor Bugg, ¿quiere ser un cantautor respetado o simplemente otra estrella adolescente?, ¿Quiere ser Johnny Cash u otro ‘Messed up Kid’?