El 8 de enero de 1947 marcó el nacimiento de un icono que trascendería los límites del tiempo y el arte: David Bowie. El camaleón del rock, como se le conocía, no solo revolucionó la música, sino que también dejó una huella imborrable en el cine, la moda, y desafió los estándares de género de su época.

No solo fue un músico extraordinario, sino también un actor talentoso. Su incursión en el cine fue un reflejo de su versatilidad artística. Como su papel inolvidable en “El hombre que cayó a la Tierra” dónde da vida a un alienígena que gracias a su carisma, gracia y misterio conquista a las personas que se cruzan en su camino. Cómo lo hizo el mismo Bowie pues su presencia era tan cautivadora por esa habilidad que tenía para transformarse en cada situación. 

Pero esta estrella no solo revolucionaba con el arte que había en su trabajo profesional, socialmente David desafió las normas de género y sexualidad, Exploraba su identidad de género de una forma que resonaba con la estética queer. Fue su personaje Ziggy Stardust con ese rayo en la cara que lo consagró en un ícono de la diversidad y la liberación sexual, pues no solo estaba adelantado a su tiempo, también ayudó a dar esos primeros pasos que eran importantes para llegar un espacio cómo el que tenemos ahora dónde ser género fluido es un concepto más conocido. 

La voz de Bowie era un instrumento único. Su peculiaridad para modular su tono y estilo lo convirtió en un intérprete excepcional. Desde las letras de sus canciones más famosas cómo “Let’s Dance” que nos invitan a movernos desde los primeros segundos hasta la intensidad emotiva de “Heroes”, Bowie dejó una marca imborrable con su expresión vocal distintiva. Al cantar lograba transmitir una complejidad y emoción que trascendía las barreras de la música convencional. 

Pero la leyenda en que se convirtió David Bowie no hubiera estado completa sin un cierre digno de él mismo y es por eso que la coincidencia que existe entre la fecha de nacimiento de David Bowie, el lanzamiento de su último álbum “Blackstar”, así como su fallecimiento dos días después le dan ese final espectacular que merecía una vida llena de enigma que le da más simbolismos a su legado. Porque fue en este último material dónde el artista exploraba temas como la muerte y la transformación temas como “Lazarus” se convirtieron en himnos sobre la partida del músico.

El legado de David Bowie va más allá de la música. Su influencia en el cine, su contribución a la estética queer y su voz única, son solo algunas de sus características que lo han colocado en un lugar especial aún con el paso del tiempo. Bowie moldeo una identidad cultural que desafía las normas y sigue inspirando a las personas. Su nacimiento, su música y su despedida están entrelazados en un relato que prevalece en un mundo lleno de cambios constantes.