80 años dignos de ser contados

Resulta irónico que la vida de un actor que ha interpretado a personajes tan fuertes como Michael Corleone, Sonny Wortzik o Tony Montana bien podría estar basada en el guion de cualquier comedia musical. Y es que el camino que tuvo que sortear Alfredo James Pacino para llegar a la fama, estuvo plagado de los obstáculos que cualquier protagonista de musical hollywoodense tiene que superar para conseguir su ansiado sueño.

ACTO I

Fade in

Para escribir el guion de esta historia necesitamos iniciar con la presentación de nuestro personaje: Un joven neoyorquino de ascendencia italiana nacido el 25 de abril de 1940 cuyos padres se divorciaron cuando él tenía apenas dos años. El sueño de este joven era ser beisbolista profesional, aunque se decantó por la actuación, probablemente debido a que sus amigos de la escuela lo apodaban “El actor”.

Una vez fijado el objetivo de Al Pacino, nuestro protagonista, y después de un par de canciones relacionadas con el lugar en que vive y su sueño de alcanzar la fama, necesitamos nuestro primer punto de giro (si tomamos en cuenta la receta para hacer guiones que estableció Syd Field, o paradigma como a muchos les gusta decir). Así que necesitamos algo que atrape al espectador, que lo intrigue y lo conecte con el personaje…

Pacino decide dejar la escuela para seguir su sueño. Su madre no está de acuerdo con esa decisión. Ante esto, Pacino decide abandonar su casa e ir en busca de su sueño: ser un actor, y no cualquier actor, no. El quiere ser “El Actor”. Para finalizar este primer acto necesitamos una secuencia musical en donde vemos a nuestro protagonista trabajando en empleos mal pagados como: mensajero, ayudante de camarero, portero y empleado en una oficina postal.

ACTO II

A la par que realiza este tipo de trabajos que apenas lo ayudan a sobrevivir. Al Pacino actúa en obras del circuito underground de Nueva York e intenta ingresar a una legendaria asociación de actores a la que han pertenecido la crema y nata de la actuación: el Actors Studio. Al hace la audición, se esfuerza demasiado; sin embargo, es rechazado.

Aquí viene otra escena musical en donde habla de renunciar a su sueño, pero su deseo es tan grande que decide persistir. Ingresa al HB Studio para mejorar sus métodos de actuación. En ese lugar conoce a Charlie Laughton, quien es su profesor de actuación y se convertirá en su amigo (algo así como el mentor del que hablaba Campbell)

En esta parte de la trama Al descuida todo lo que no tenga relación con la actuación, así que constantemente se encuentra desempleado, por ello tiene que dormir en la calle, en teatros o en casas de algunos amigos. Incluso se tiene que prostituir con una mujer mayor para poder pasar una noche debajo de un techo.

Nuestro protagonista se ve cansado, triste, decepcionado, el único halo de felicidad se lo da la actuación. Una secuencia musical muestra la dura vida de Al Pacino durante cuatro años, en los que vemos una mejoría en su actuación. Decide volver a probarse ante el Actors Studio, si no logra entrar, renunciará a su sueño.

ACTO III

Como este es un musical y aún queda presupuesto, creamos una escena musical de alto presupuesto en donde vemos a Pacino realizando una actuación sublime para los miembros del jurado, quienes le otorgan una mirada fría cuando termina su presentación.

Decepcionado, nuestro protagonista canta un solo en el que habla de lo duro que es perder un sueño y lo insípida que es la vida sin la actuación. Antes de retirarse del recinto un miembro del jurado lo detiene y lo felicita. Al ha logrado ingresar al Actors Studio.

Vemos a Pacino aprendiendo del legendario profesor Lee Strasberg, quien le enseña “el método” de actuación. Nuestro protagonista se ve más seguro, observa al cielo. Sonríe. Sabe que su sueño está prácticamente cumplido.

Corte a.

Secuencia musical en la que vemos el ascenso de la carrera de Al Pacino. Lo vemos en pequeñas obras de teatro que lo llevan a debutar en Broadway en 1969 en la obra Does a Tiger Wear a Necktie? Acto seguido vemos cómo recibe el premio Tony por su actuación. De ahí pasamos al cine en donde lo vemos en actuar en películas como Scarface, Espantapájaros, El Padrino (I, II y III) y Perfume de Mujer.

En la última escena de la película lo vemos recibir un Oscar. El público se levanta para ovacionarlo. 

Fade out

Hasta aquí terminaría nuestro musical, pero no la carrera de Al Pacino quien seguirá manteniendo vivo el sueño de aquel niño italoamericano que abandonó la escuela a los 17 años. Todavía le falta participar en cintas como El abogado del diablo, El mercader de Venecia, Érase una vez en Hollywood, El irlandés, entre otras.

El legado de Al Pacino continúa vigente, a sus 80 años de edad el sueño se sigue haciendo realidad, su trabajo como actor no se detiene, como no se detiene la admiración que este insigne actor causa en cualquiera que lo ve encarnarse en uno de sus personajes y es que los actores como él no viven para actuar, actúan para vivir.