Después del éxito nunca antes visto con el lanzamiento de Thriller en 1982, Michael Jackson comenzó a pensar inmediatamente en el siguiente disco. Tras haber ganado 20 discos de platino, el mundo entero conocía su nombre, por lo que las distracciones y sobre todo las expectativas abundaban. 

A pesar de la gira Victory con The Jacksons, la grabación del cortometraje Captain EO (1986, Dir. Francis Ford Coppola) y el rodaje de la película Moonwalker (1988, Dir. Jerry Kramer), Jackson no dejaba de pensar en su siguiente proyecto y comenzó a grabar maquetas tan pronto como en 1983, tan sólo unos meses después de su último disco. Para tal objetivo se unió con el mítico productor musical Quincy Jones para una tercera y última colaboración. 

Para el nuevo Long Play, la mancuerna Jones-Jackson buscaba un sonido más agresivo, un tanto más personal, lo cual no fue difícil, pues con la fama mundial vinieron las críticas y los tabloides sin fin que criticaban cada decisión y el físico del recién coronado rey del pop. La situación terminó por verse reflejada en las letras de MJ, quien en esta ocasión escribió 9 de los 11 temas finales. 

El concepto musical fue tomando forma, influenciado por el sentimiento general del Estados Unidos de finales de los 80, lo que resultó en BAD, un disco mucho más urbano e impetuoso, cuya portada presentaba a un Michael Jackson con vestimenta negra llena de cadenas y estoperoles, un rostro estilizado con tez mucho más clara y un nuevo estilo de pelo. Todo frente a un fondo blanco que no representara distracción alguna. 

El álbum fue lanzado el 31 de agosto de 1987, siendo un triunfo instantáneo. Todo el mundo esperaba con ansias lo nuevo del artista. Nueve canciones fueron seleccionadas como sencillos y todas se volvieron éxitos, convirtiendo a BAD en el primer disco en la historia en tener 9 canciones No. 1 en las listas de popularidad. 

Como era costumbre para Jackson, su nueva producción tenía algo para todos los gustos. En esta nueva etapa, se podían escuchar estilos clásicos de artista como el pop, rock, funk y R&B, pero también nuevos tintes de soul y hard rock. Temas como Speed Demon, Another Part of Me y especialmente Dirty Diana se encargaron de traer a la mesa poderosas guitarras, mientras que Bad, The Way You Make Me Feel, Smooth Criminal, Leave Me Alone y Just Good Friends presentaban los sintetizadores y el pop que era esperado para el artista. Si esto no era suficiente, Liberian Girl, I Just Can’t Stop Loving You y Man in the Mirror presentaban sonidos más honestos y sentimentales para terminar de balancear el disco como un todo. 

El estilo visual del proyecto fue acompañado por videos musicales ya clásicos que marcaron a la industria. El legendario Martin Scorsese detrás de las cámaras de Bad, la camisa azul de The Way You Make Me Feel y el traje blanco de Smooth Criminal cerraron la iconografía de una década repleta de símbolos musicales imborrables.

Aún con sus más de 35 millones de copias vendidas a nivel mundial, BAD no pudo superar a Thriller, lo que representó un duro golpe para el ego del intérprete. Algunos críticos señalaron que MJ estaba claramente más concentrado en alcanzar otro éxito, lo que se reflejó en una voz más tensa que en producciones anteriores, además de no lograr la genialidad de su antecesor. 

No obstante, BAD se convirtió en una leyenda entre los seguidores del cantautor y los melómanos de todo el mundo. Su influencia se puede sentir aún hasta nuestros días en diversos discos y videos musicales de nuevos artistas. Pero tal vez más importante, demostró que Michael Jackson no fue un éxito de una sóla vez, sino una fuerza imparable capaz de batir récord tras récord casi a voluntad.