Siempre he pensado que las mejores críticas vienen de tus detractores, ya que están libres de adornos, de excesivos “endulzamientos” y halagos innecesarios.

Nunca fui fan de Bowie. Su teatralidad siempre me pareció exhibicionismo, sus “camaleónicos” disfraces falta de identidad, su voz, para algunos elegante y profunda, me resultaba monótona. Siempre preferí a sus contemporáneos, la música de Lou Reed o Ian Curtis hacían mucho más sentido en mi vida y gustos musicales.

Dicho esto, creo que David Bowie merece un pedestal alto en la historia de la música moderna. Me gusta pensar que no escribo este texto desde la incongruencia, sino desde el reconocimiento. Reconozco que el “Duque Blanco” revolucionó la música pop durante varias décadas, reconozco que al camaleón le importaba poco o nada alinearse las modas, reconozco que su álbum Low es hermoso, reconozco que sin él, Pixies, The Cure, Sex Pistols, Depeche Mode, Nine Inch Nails, New Order y decenas más, estarían huérfanos de padre.

De David también admiro su finísimo sentido del humor, aparecer en Zoolander, grabar una canción llamada ‘The Laughing Gnome’ y fundar la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Hombres de Pelo Largo, son hazañas de una persona con un sentido de la risa ilimitado y exquisito.

El músico vivió su estadía en el planeta a tope, el número de anécdotas que dejó a lo largo de su carrera es infinito: rechazar el título de Sir, darle su nombre a Joy Division, producir el Transformer de Reed, trabajar en Broadway, grabar con Arcade Fire, TV on the Radio, Tom Waits, Iggy Pop y un sinfín de artistas más.

Su música nunca estuvo estática, abandonar la zona de confort era una campaña habitual para Bowie, casi religiosa. De jazz al pop, del pop al soul, del soul al rock, del rock al punk… Así vivió su música hasta el último de sus días, nunca dejó que alguien le dijera “qué”, “cómo” y “cuándo” crear.

Su discografía es amplía, densa, laberíntica; la cantidad de géneros, temas y sonidos que produjo Bowie es admirable. A excepción de Low, que visito con regularidad, nunca me he adentrado a este basto mundo, me resulta desgastante, aunque debo reconocer (una vez más) que me gustaría “echarme un clavado” más profundo a las aguas de David Bowie.

Bowie, no soy tu fan pero el día de hoy celebro que hace 72 años hayas llegado a la Tierra en tu nave espacial.