Una de las características del banjo es su fuerte relación de contigüidad con la música del campo, aquel género musical conocido como Country, aparece en los años 20, dentro las zonas rurales del sur de Estados Unidos; aquí podemos imaginar las hectáreas de terreno inhóspito en el que se encuentra solitaria una pequeña casa de madera, donde vivían grandes familias que se dedicaban a los labores campiranos.

Dentro de una de aquellas familias, ubicamos Earl Scruggs, personaje que sería homenajeado como “Banjoman”, gracias a su enorme aportación al Bluegrass, género que subyace del Country, ambos dedicados a relatar las historias campiranas con un toque musical muy particular debido a la ejecución de sus instrumentos (entre ellos, el banjo) para elaborar un ritmo muy pegadizo y vivaz.

Earl Scruggs (1924-2012) fue el hijo más pequeño de una familia en la que todos sabían tocar un instrumento, sin embargo, su inspiración surgió a los seis años cuando escuchó a Mack Woolbright desatar su talento con el banjo; a partir de ahí, cuando no estaba ocupado en asuntos de la granja o la escuela, se dedicaba a practicar con el instrumento de cinco cuerdas creado en Estados Unidos.

Su talento fue creciendo a la velocidad con la que tocaba el banjo, tal es así, que, en 1945, el padre del Bluegrass, Bill Monroe, lo invitó a unirse a su banda The Blue Grass Boys, su aportación fue revolucionaria: llevar su instrumento a un papel protagónico y no como un acompañamiento de la guitarra.

Su forma de tocar el banjo era similar a cómo se toca la guitarra clásica, puntuando cada cuerda con tres dedos, uno por uno, y a una velocidad impresionante, hoy día se le conoce como “Scruggs Style” y le brinda un dinamismo tan colorido y propio al Bluegrass, que lo convierte en único, maravilloso y aventurero.

En 1948, Banjoman junto con el guitarrista y vocalista Lester Flatt, abandonaron la agrupación de Bill Monroe para formar Foggy Mountain Boys, también conocido como Flatt & Scrugs. Un año después se separaron y Earl formó su propia banda llamada Earl Scruggs Revue.

A lo largo de esos años, la serie de canciones que se crearon le dieron peso y forma a la música para consagrarlo como un género serio, dispuesto a obedecer el legado que dejó el banjo de Earl Scruggs. Es obligatorio escuchar Foggy Mountain Breakdown, The Ballad of Jed Clampett, I Saw the Light o el disco The Storyteller & The Banjo Man.

El nacimiento y auge del Bluegrass va de la mano con la vida de Scruggs, como las botas y el sombrero acompañan al vaquero, Earl y su banjo se convirtieron en las piezas principales de un género que vale la pena revisar. Seis años después de su muerte, su recuerdo queda marcado con hierro al rojo vivo.