Más allá de los jeans rasgados, las holgadas camisas a cuadros, tenis negros de bota manufacturados con lona, cabello largo pintado acompañado de un rostro afilado y rebelde, la vida de Kurt Cobain fue una batalla que jamás logró vencer, a pesar de convertirse en el hito del nuevo espíritu joven; su historia, como sus letras, están llenos de su tristeza y desprecio por la existencia ¿por qué tuvo tanto éxito?

La pregunta instantáneamente parece necia, empero, cuando se recuerda que Nirvana (1989) compitió dentro de la escena alternativa contra Red Hot Chilli Peppers (1986) y Pearl Jam (1991), entre otros; es interesante cuestionarse cuáles fueron los factores que favorecieron a la banda que Kurt Cobain lideraba, sobre todo ¿por qué un hombre tan taciturno representó a una generación?

Desde la perspectiva musical, Nirvana es un grito de rebeldía: las transiciones marcadas por la batería que indican el comienzo de una guitarra con intensas distorsiones vibraban el escenario, pero lo realmente explosivo era Kurt rugiendo con verdadero odio y estrellando su guitarra contra todo lo que tuviera a su alrededor. Incitaba a expresar todos los sentimientos negativos que habitan en cualquier ser humano.

Pero detrás de todo ese llamativo concepto existió un Kurt Cobain melancólico, incapaz de resistir fuertes dolores de estómago provocados por una fuerte medicación en la infancia, ofendido por las burlas recibidas en el colegio por tener un amigo homosexual, arrollado mentalmente por el divorcio de sus padres, adicto a las drogas y aversivo a las multitudes para las que tocaba.

Con todo, podemos notar que la retórica que manejaba Nirvana no era simplemente algo estético, Kurt Cobain nunca estuvo a gusto consigo mismo en ningún momento, la fotografía tomada por Ian Tilton durante una gira por Seatle resume perfectamente el desesperante callejón sin salida en el que se encontraba el ídolo del grunge.

La furia de Nirvana en realidad era un grito de auxilio, Heart-Shaped Box, Lake Of Fire, Polly,  My Girl Where Did You Sleep Last Night?, Something In The Way son letras deprimentes pero arrolladoras ¿Por qué ese grito de auxilio fue tan aceptado por los jóvenes, más allá de su atractivo musical?

Existen dos eventos clave que ocurren casi de manera paralela al auge de Nirvana, uno de ellos en 1988: se autorizó la distribución de lo que hoy conocemos como el antidepresivo más vendido, la pastilla de la felicidad, Prozac. El segundo es un dato de 1991, que señalaba un aumento considerable en casos de depresión en Estados Unidos.

Es razonable teorizar que el auge de Nirvana se debe a que su contenido era sumamente apto para identificarse con su audiencia; gracias a las letras y el rigor musical de Kurt Cobain, los jóvenes encontraron una salida para expresar sus sentimientos de tristeza, odio; ese deseo de explotar y destruir como lo hacía su ídolo.

Una generación mermada por sucesos ocurridos en la década de los 70 y 80, como el asesinato de Kennedy, el fin de La Guerra Fría, La Guerra de Vietnam, un suicidio masivo en Guyana, entre muchos otros, encontró en Nirvana una forma de satisfacer su modo de ver la vida con una filosofía más destructiva.

No estoy señalando que Kurt Cobain incitó a la depresión, al contrario, tanto Nirvana como sus seguidores, considerada como la “generación x”, son producto de un nuevo paradigma, resultado de turbulentas décadas de guerra, lucha por el poder y transición de valores, aterrizados hoy día en lo que Bauman visualizó en los 90 como Sociedad Líquida.

Detrás de esa versátil música en la que predominan las quintas “metaleras”, el pedal big and dumb, riffs repetitivos y la rebeldía de una multitud, hay un Kurt Cobain que perdió su batalla contra sí mismo, víctima de su pasado y su vertiginosa fama decidió jalar el gatillo de una escopeta para mitigar eternamente su dolor.

Antes dejó un legado que se debe a su virtuosismo acompañado del desastre que atormenta la modernidad. Compartió ante todos su pesar mediante sus implacables gritos de guerra en contra de la existencia; aquella misma existencia que en la actualidad nos sacude con la fuerza de la guitarra y la voz de Kurt Cobain.