Los estudios Ghibli, uno de los mayores referentes de la animación japonesa, tienen un gran repertorio de películas que han cautivado al mundo entero por años y con motivo de su decimoquinto aniversario, hoy toca hablar de El increíble castillo vagabundo.

Basada en la novela del mismo nombre escrita por Diana Wynne Jones, la historia nos relata  las aventuras de Sophie, una chica cuya vida normal como sombrerera es interrumpida por su encuentro con el mago Howl y posteriormente con la Bruja del Páramo, ésta última le propicia una maldición que la deja convertida en una anciana y sin poder revelar su identidad decide ir en busca de Howl para romper su hechizo.

Durante la película, Sophie aprende a lidiar con su nueva apariencia, a ver el mundo de otra forma y descubrir aspectos de la vida que jamás se había contemplado, y es que el ser una persona mayor junto con las implicaciones físicas y mentales que esto conlleva, rompe con el arquetipo usual de los protagonistas, quienes suelen ser joviales en todos los sentidos.

Con esta premisa nos adentramos a una de las obras de animación más emblemáticas de los estudios Ghibli, ya que en lo que respecta visualmente, resulta uno de los trabajos mejor pulidos que han creado. Hay que recordar que estos animadores tienen por antecedentes películas como El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro, en donde podemos ver un gran talento artístico al momento de crear universos que combinan pasajes de la cotidianidad con escenas en donde la imaginación parece ser el único límite.

En esta ocasión hay un estilo steampunk presente en el mundo del filme, el cual combina tecnología y fantasía con ambientes europeos de la época victoriana. Y es que muchos de los escenarios en donde se desarrolla la historia son basados directamente en regiones francesas como Colmar y Alsacia, lugares que retienen entrañables paisajes conformados por casas antiguas , canales , enormes prados y montañas; elementos representados en los fondos que conforman el mundo de la película y que remiten a un verdadero ambiente de cuento clásico.

Mientras que los personajes muestran los habituales diseños coloridos, suaves y de tiernas facciones, característicos de estos animadores , vemos un contraste con la maquinaria inspirada en el estilo steampunk antes mencionado, presente especialmente en el castillo de Howl  y las naves de guerra, los cuales muestran diseños con tintes surrealistas que en ocasiones parecen tener vida propia.

Una parte muy importante que amalgama este mundo fantástico y colorido es el acompañamiento musical provisto por uno de los compositores inseparables de este estudio de animación: Joe Hisaishi, quién creó entre otras canciones para la película, el inolvidable tema ‘Merry Go Round of Life’, el cual al  ser un elemento recurrente, sirve con sus diferentes interpretaciones a representar los estados de ánimo que se viven en ciertos momentos, que junto con las demás piezas armonizan de forma perfecta los diversos ambientes dentro de este mundo.

Pese a la presentación general de esta película, no podemos olvidar que se dejan ver mensajes y reflexiones sobre diversos aspectos sociales, algo que no es nuevo de este estudio de animación y sobretodo algo que para el director Hayao Miyazaki es de suma importancia tener en cuenta al crear historias que tienen el potencial de influir a la audiencia más joven.

Un hecho que impactó la realización de la película en 2003 fue la invasión de Estados Unidos a Irak, lo que aumentaría en Miyazaki su aversión hacía los conflictos bélicos y por ello decidiría representar a la guerra como un trasfondo de sombría estética que afecta la moral de los protagonistas al ser directamente destructivo con sus relaciones y con el entorno donde viven, reafirmando con ello la postura del director ante este tipo de temas.

Al tener un trasfondo de este tipo vemos que muchos de los personajes son ambiguos, sin propósitos claros pero cuyas historias dan una intención de mostrar las diferentes facetas humanas, desde la corrupción de las personas hasta su posible redención. El partir de dos protagonistas que van mostrando imperfecciones durante su desarrollo logra un acercamiento a la audiencia de forma distinta , ya que aunque estos personajes cometan errores y sean atormentados por sus inseguridades, les vemos tratar de sobrellevar sus problemas , de luchar contra los prejuicios y las superficialidades; lo que no solo los humaniza sino que deja ver el nivel de profundidad con el que productos audiovisuales como este pueden llevar consigo.

El Increíble Castillo Vagabundo es un visionado imperdible, ya que se ha convertido en un clásico de la animación que representa los mejores aspectos de esta categoría fílmica, llevándonos por pasajes entrañables en donde la ficción representa a la realidad mejor que cualquier otra cosa.

  • Hauru no Ugoku Shiro
  • Japón, 2004
  • Director: Hayao Miyazaki
  • Guión: Hayao Miyazaki (Novela: Diana Wynne Jones)
  • Con: Animación
  • Duración: 119 minutos