Justo cuando el cine americano se vio influenciado por el neorrealismo italiano y la nouvelle vague, un joven tímido con raíces irlandesas e italianas, encontró en la actuación una especie de terapia que le ayudaría a contrarrestar sus inseguridades. Así, las calles de Nueva York, se convertirían en testigos del nacimiento de una estrella llamada: Robert Anthony De Niro Jr..

Nacido el 17 de agosto de 1943, Robert De Niro, iniciaría su carrera junto a Brian De Palma, con cintas que apenas le dejaron 50 dólares por toda la producción, el actor presumía de tener un trabajo pagado. Su amistad con el director también de origen italiano, fue crucial para detonar todo el potencial que De Niro. Fue así que el director de Scarface juntó dos hombres que harían historia en el cine.

Martin Scorsese, aunque escéptico, reclutó a De Niro en Mean Streets. La cinta no sólo marcó un hito en el Nuevo Hollywood por el retrato ‘realista’ de la mafia neoyorquina con una estética realista; sino que también representó el inicio de una mítica amistad, responsable de darnos, más adelantes, grandes joyas cinematográficas. La dupla Scorsese-De Niro había nacido. 

De ahí, Robert De Niro fue construyendo una carrera prolífica. En parte, su formación actoral bajo un sistema de Método, le permitió encarnar personajes psicológicamente complejos, outsiders con tendencias psicópatas. Aunado a ello, su perfeccionismo y buen ojo para elegir proyectos o compañeros a cuadro lo convirtieron en un histrión icónico, tan respetado que algunos directores no dudaban en seguir sus sugerencias durante una filmación.

Hablar de Robert De Niro, es, para muchos jóvenes, hablar de un acercamiento al cine. Muchos de ellos, han hecho de Travis Bickle una bandera de rebeldía. La ruleta rusa junto a Mike Vronsky nunca fue tan escalofriante. Los fans de El Padrino, encontraron en el actor una digna versión de Marlon Brando y Vito Corleone, papel que, por cierto, le debemos a Al Pacino y James Caan, quienes interpretaron los roles por los que De Niro hizo casting.

No hay homenaje a este hombre, que no haga un recorrido por los personajes legendarios de: Jake La Motta (Raging Bull); David Aaronson, alias, Noodles (Once Upon a Time in America); Al Capone (The Untouchables); Jimmy “The Gent” Conway (Goodfellas); Max Cady (Cape Fear); Paul Vitti (Analyze This/ Analyze That); e incluso Jack Byrnes (Meet the Parents/ Meet the Fockers/ Little Fockers); y más recientemente Frank “El irlándes” Sheeran (The Irishman).

Honrar el legado de Robert De Niro es pisar poco más de cien títulos y contando; es reconocer cine de gángsters y obras de culto, al igual que comedias, que en su momento, revivieron su carrera. Es la eterna queja de la prensa sobre su silencio cuando de su vida personal se trata. También es la inexplicable razón de su aparición en producciones que a pocos satisfacen. Es agradecimiento por su contribución al cine, que incluye además, haber encontrado su sustituto en la dupla con Martin Scorsese.

Sí, fue De Niro quien le sugirió a Scorsese trabajar con Leonardo DiCaprio, luego de que coincidieran en This Boy’s Life. Hablar del actor, es dejarse ir en elogios y los más puristas en uno que otro reproche por sus estelares junto a Zac Efron o Anne Hathaway. Es pensar en el Festival de cine de Tribeca, y siendo honestos no podemos omitir los escándalos, en su mayoría de tipo sexual, en los que se ha visto envuelto.

Pero, cuando los viscerales y apasionados como yo hablamos de Robert De Niro, hablamos de cinefilia, de emociones; lo hacemos con respeto, con admiración. En este día no hay mejor reconocimiento a su trayectoria que tornar toda ese amor por su trabajo para esperar ansiosos y con igual entusiasmo sus próximos proyectos: la comedia The War With Grandpa y Killers of the Flower Moon en la que de nuevo compartirá pantalla con DiCaprio. ¡Felices 78, De Niro!