Ferdinando
Ferdinando cuenta la historia de un toro de lidia que odia la violencia y prefiere oler flores en el campo en lugar de participar en corridas. El cuento de Munro Leaf -eventualmente adaptado por Disney-, retrata a la perfección la vida y obra de Elliott Smith.
El cabello largo y graso, los pantalones rasgados y las playeras negras desteñidas, le daban a Smith la apariencia de un cantante de death metal. Detrás de su rostro pedregoso, se escondía una mirada triste y cansada; como Ferdinando, la forma era amenazante pero el fondo extrañamente sensible.
Cuando Elliott Smith abría la boca para cantar, la voz que emitía era incompatible con su imagen, un tono tierno y apacible llenaba sus canciones trágicas. Su amor por Lennon y McCartney justificaban su excelso sentido de la melodía; su pasión por The Kinks, le dio su irónico estilo para crear letras y su gusto por el metal, lo dotó con la furia para inventar los potentes riffs que de vez en cuando, interrumpían sus nostálgicas notas.
Con siete discos bajo el brazo, Smith definió el folk-rock de los años noventa y dejó sentadas las bases de una influencia musical enorme, un pozo lleno de donde artistas actuales como Sufjan Stevens, Jack Johnson o The Decemberists, beben habitualmente. Roman Candle, Either/Or o XO son obras maestras poco visitadas por la crítica y la audiencia en general.
Con Figure 8, su antepenúltimo disco de estudio, Smith reveló su obsesión por el Álbum Blanco, Dylan Thomas y The Marble Index de Nico. Con una majestuosa producción, Elliott Smith llevó su arte a la cima con canciones como ‘Son of Sam’, ‘Everything Means Nothing to Me’, ‘Easy Way Out’ o ‘Somebody that I Used to Know’.
Cinéfilo por excelencia, el oriundo de Portland tuvo colaboraciones habituales en el mundo del séptimo arte. A Gus Van Sant le regaló tres joyas para su obra Good Will Hunting -‘Miss Misery’, ‘Angeles’ y ‘Between the Bars’-. Tampoco era raro que Wes Anderson incluyera piezas de Smith en sus soundtracks -‘Needle in the Hay’ para The Royal Tenenbaums-, incluso tuvo la oportunidad de grabar un hermoso cover de ‘Because’ -The Beatles- para la banda sonora de American Beauty.
Como para Kurt Cobain, la fama siempre fue un saco de piedras muy pesado para Smith, las drogas y las malas compañías no ayudaron a mejorar la situación. En sus últimas presentaciones a lado de Wilco, Flaming Lips y Beck, el comportamiento de Smith era extraño y pocas veces pudo concluir un show dignamente. Wayne Coyne -líder de The Flaming Lips y amigo del cantante-, declaró públicamente estar muy preocupado por su forma de actuar.
El 21 de octubre del 2003 fue hallado el cuerpo sin vida del cantautor, Elliott Smith atravesó su corazón con un cuchillo. Al encontrarlo inerte en su casa, su cabello era graso, sus pantalones rasgados, su playera desteñida y en su brazo derecho, tenía un tatuaje del toro Ferdinando.
“Ante la imposibilidad de que aquel toro arrancara y embistiera el capote, decidieron llevarlo de vuelta al campo y por lo que sabemos, sigue sentado tranquilamente bajo su árbol favorito, oliendo las flores y siendo muy feliz”. -El Toro Ferdinando de Munro Leaf-.