Siempre he sido un obsesivo por mejorar mis habilidades con la guitarra en cada pieza, eso me trajo de regreso a las clases de dicho instrumento a los 18 años. El maestro, al final de la primera lección, invitó al grupo a cerrar los ojos para escuchar detenidamente una de sus interpretaciones.

Cuando escuché el sonido tan animado de aquella pieza que ejecutaba no pude evitar abrir los ojos más de lo común para observar cómo sus dedos volaban a lo largo del diapasón, estaba atraído, extasiado; era algo que, en ese entonces, pensaba indescriptible e imposible de tocar, tenía que conocer al autor de tan maravillosa obra.

Con una sonrisa imborrable que expresaba mi impresión, le pregunté al profesor quién era el autor. El creador de la pieza que me llevó a otras dimensiones musicales, y me introdujo una pasión demencial por el sonido, es Heitor Villa-Lobos, un músico nacido en Río de Janeiro el año 1887, violonchelista, clarinetista, guitarrista, director de orquesta y compositor.

Villa-Lobos es un hito fundamental en la música popular de Brasil, esto se debe a sus exhaustivos y venturosos viajes para conocer el folclor melódico y armonioso que se le atribuye a la muy diversa cultura de uno de los cinco países más grandes del mundo.

Además, en 1923 obtuvo una beca para seguir estudiando música en París, Francia. Ahí tuvo la oportunidad de conocer a fondo otra de sus fuertes influencias que lo marcó para sus composiciones, Johann Sebastian Bach. Uno de sus resultados más reconocidos son las Bachianas Brasileiras, nombradas así por el uso de la “escala menor bachiana”, utilizada primeramente por el autor austríaco.

La música de Villa-Lobos es la unión de virtuosismo con la parafernalia musical brasileña, factores que colaboraron en el impacto que me marcó hace más de cuatro años. Para homenajear su natalicio, dejo las tres piezas de guitarra más impresionantes del compositor brasileño.

Choros No.1 (1921)

Firmada en Río, es una pieza de aproximadamente cuatro minutos, una de las bases más significativas para la samba. La canción comienza con tres notas lentas, después despliega una combinación de arpegios y acordes que le dan ese color alegre y carnavalesco.

La sensación que transmite es meramente divertida, vivaz e impactante, la alternancia entre graves y agudos es clave para hacer de la pieza un sui generis, el final de la pieza es una serie de acordes que aumentan y disminuyen el tono gradualmente con un magistral remate.

Estudio No.2 (1929)

Firmada en París, basta minuto y medio para dejar boquiabierto a cualquier amante de la guitarra; es un estudio técnico para desarrollar una gran habilidad en la mano izquierda, también recuperada para la famosa batalla de Steve Vai contra Ralph Macchio en la película Crossroads de 1986.

Villa-Lobos escribió doce estudios para guitarras; todos complejos e ingeniosos, pero sin perder una bella sonoridad. El Estudio No.2 es una obra maestra porque aprovecha el amplio espectro de tonos de las seis cuerdas del instrumento y compone una obra muy ambiciosa que puede asemejarse al sonido del arpa.

Preludio No.1 (1940)

Es una obra bellísima; inicia con tintes de dramatismo, donde las notas graves son la melodía y se intercalan con punteos intermitentes, la intensidad con la que se toca es gradual, de tranquilo a fuerte y se libera la tensión con una serie acordes agudos.

Seguido, abre paso a la segunda parte, un fragmento que deja en claro que la forma en que Villa-Lobos concebía la música era única, natural como todo lo que observó de la belleza brasileña, un pedazo de virtuosismo, elegancia y tradición, palabras que marcan de por vida a uno de los autores que más admiro.