Julio Cortázar, el hombre con vista de caleidoscopio
“Cortázar era un escritor como el que yo hubiera querido ser cuando fuera grande.”
Gabriel García Márquez
Julio Cortázar, maestro del cuento y la prosa poética, conocedor del lenguaje, sabio y visionario como pocos, el mejor escritor latinoamericano en toda la extensión de la palabra; considerado el autor más original e importante de su tiempo, rompió la forma de escribir al incorporar cambios en la estructura poética y en el relato, además fue un genio a la hora de conjuntar hechos que surgen inesperadamente con acontecimientos fantásticos.
Julio Cortázar se describió así:
Yo siempre vi el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colocaba, un elemento que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante.
Esa forma de pensar lo hizo vivir en un mundo fantástico, hecho que plasmó en todos los textos que escribió. Cada suceso imaginado por Cortázar nos hace analizar si el mundo que habitamos es el instante mismo donde acontecen las cosas o solamente una parte del todo; con Cortázar, el lector reactiva la capacidad de asombro y queda atrapado en sus relatos, relatos que van reacomodando la historia como algo verdadero.
Julio Cortázar fue reconocido por importantes escritores, Mario Vargas Llosa expresó “La obra de Cortázar abrió puertas inéditas”; Carlos Fuentes, amigo entrañable de Cortázar mencionó en alguna ocasión “Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que se puede hacer todo”; por su parte Octavio Paz aseveró “Prosa hecha de aire, sin peso ni cuerpo, pero que sopla con ímpetu y levanta en nuestras mentes bandadas de imágenes y visiones, vaso comunicante entre los ritmos callejeros de la ciudad y el soliloquio del poeta”; las palabras en torno a Cortázar son fuente inagotable de elogios.
Escribir sobre Julio Cortázar no fue fácil, tal vez nombrar sus trabajos literarios, logros, fechas de nacimiento y fallecimiento hubiera sido lo más sencillo, pero entonces sería un texto sin esencia. Admiro y admiraré a Julio Cortázar por sobre todos los escritores que he leído, con este texto intenté honrarle lo mejor posible, tan es así, que en estas últimas líneas me descubro sonriendo y añorando su partida; el legado de Cortázar seguirá cautivando a generaciones, y los que aún andamos por este mundo es nuestro deber valorar su trabajo y enseñarlo a nuestros hijos y nietos.