Hoy la extravagancia y el rompimiento del culto a las formas cuadradas y lineales se ha vuelto una constante en el mundo artístico. Vestidos de carne; algunos que se transforman, algunos que ya ni cabrían en las definiciones ortodoxas de vestido. Actualmente es una necesidad aplaudir las diferencias y las libertades creativas. Por eso hoy, 7 de junio, recordamos a una figura de la industria artística cuyo estilo, unicidad y controversia ha inspirado a muchos otros exploradores del arte. Prince era su nombre y hoy estaría festejando su cumpleaños.

“Tener estilo no significa desear a alguien porque son atractivos; estilo es amarte a ti mismo hasta que todos los demás empiecen a hacerlo también.”

Prince fue un cantante criado en Minneapolis y cuya curiosidad le llevó a incursionar también como compositor, bailarín, productor, actor, director: un verdadero showman que además era un one-manstudio; es decir, que podía grabar él solo todos los instrumentos, voces principales y coros de sus canciones. En vida acumuló una lista de triunfos: había vendido más de 100 millones de discos, ganado 7 premios Grammy, un Globo de Oro y un Óscar; consiguiendo su lugar en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2004.

Fue precisamente su estilo el que lo llevó a ser uno de esos personajes que cimbraron un mundo de rock n’ roll cuya base tendía al machismo para autocrearse como un icono de la moda que celebraba una diversidad que el mundo consideraba fuera de lugar. Fue un revolucionario, rompió con los esquemas de la identidad de género, planteándose a sí mismo partidario del género fluido, derribando los límites de cómo un hombre se debería vestir: tacones, encaje, plumas, collares y brillos eran parte de sus espectáculos. 

‘’No soy una mujer, ni soy un hombre. Soy algo que nunca entenderás.’’

Gracias a su versatilidad vocal, podía oscilar entre un gran rango de géneros musicales: hacía funk, soul, rock, jazz, pop y R&B. Su impacto fue reconocido con el lugar 27 en la lista de los artistas más influyentes del Rock & Roll para la revista Rolling Stone. Sin embargo, ninguna carrera podría jactarse de permanecer en el cenit. A pesar de las grandes ganancias generadas por su película Purple Rain, su segundo largometraje, Graffiti Bridge fue enterrado por las críticas y nominado a los premios Razzie que galardonan lo peor del cine. 

Durante la década de los noventa, serios problemas con la disquera Warner Bros lo llevaron a sustituir su nombre artístico durante varios años. Después de recuperarlo a inicios de siglo, su carrera tendría otro torbellino de éxito cuando en 2004 lazó su álbum Musicology consiguiendo finalmente la independencia discográfica. Su camino terminó con su fallecimiento en 2016, pero su herencia cultural y artística ha sido reconocida por las instituciones más prominentes de la música en todo el mundo. 

“A pesar de todo, nadie puede dictaminar quién eres realmente”

¡Échale un ojo a Musicology aquí!: