Pensar en Rembrandt es asociarlo inmediatamente con el claroscuro, no es para menos, pues fue la técnica artística que lo caracterizó y se convirtió en su sello propio. Luz y oscuridad no sólo marcaron su trabajo pictórico, esta dualidad también se vio reflejada en su vida personal.

Leiden, Holanda fue la cuna de Rembrandt Harmenszoon van Rijn, nacido el 15 de julio de 1606. Su padre lo habría inscrito en la universidad para estudiar literatura, pero el joven Rembrandt tenía intereses diferentes, dejó sus estudios para volverse aprendiz e iniciar su carrera en la pintura.

Autorretrato

Frecuentó los talleres de algunos artistas, todos habían estado en Italia y su escuela era renacentista e “italianizante”, uno de ellos, Pieter Pieterszoon Lastman, había trabajado de cerca con Caravaggio, quien ya había desarrollado el claroscuro, pero con un estilo “tenebrista” (violento contraste entre luz y sombra), que Rembrandt reflejó en sus  posteriores creaciones, no obstante, buscaba  un toque original.  

Los temas religiosos siempre estuvieron presentes en toda su obra, ejemplo son La lapidación de San Esteban, Cristo y la adultera, Sagrada familia y Presentación en el Templo;  aunque también tuvo enorme interés por los retratos. En 1632, el pintor enalteció su nombre con Lección de anatomía del doctor Pulp.

Sus cuadros y grabados contaban con gran popularidad, se asentó en Ámsterdam para abrir un estudio taller en asociación con un comerciante. Poco tiempo después, el neerlandés  contrajo matrimonio con la sobrina de su socio. Saskia van Uylenburg, proveniente de familia adinerada, significó el posicionamiento del artista en la alta sociedad holandesa.

Artemisa

El matrimonio estuvo lleno de prosperidad, el pintor perfeccionaba su técnica y resultado de ello fue su obra más célebre, Ronda de noche, dotada de excepcional realismo y composición. Había adquirido el afán de coleccionar obras de arte al tratar con varios marchantes, por lo cual poseía cuadros, grabados, esculturas, armas viejas, vestidos antiguos e  instrumentos musicales que usaba para escenificar los temas.

Sin embargo, el fulgor del éxito se veía opacado por la pérdida de sus tres hijos quienes murieron a los pocos meses de haber nacido, hasta que en 1641 la pareja tuvo al  único niño que llegaría a la edad adulta, Titus. Un año después, Saskia muere de tuberculosis. Dejaría a Rembrandt el provecho de sus bienes a condición de que no volviera a casarse, la herencia era una fortuna.

El estilo del artista se volvió más complejo, a pesar de pertenecer a la corriente del barroco, sus pinturas tienen una caracterización sobria, en ellas aparecen pocas figuras en las que se concentra la atención  gracias al juego de luz y sombra que perfeccionó a lo largo de su carrera.  Consiguió plasmar con fidelidad la figura humana, sobre todo en cuanto a expresiones faciales que denotan una diversidad de emociones, logrado por la maestría en el manejo de las iluminaciones.

En sus últimos años, Rembrandt  pasó por una serie de incontables dificultades, iniciando por la denuncia que le hizo su ama de llaves por una promesa de matrimonio incumplida. Posteriormente, se comenzaron a presentar problemas financieros, pues el pintor no supo administrar su fortuna al derrocharla en adquirir nuevas piezas de colección. Luego fue acusado de concubinato junto con una campesina, Hendrickje Stoffels, con quien tuvo una hija, Cornelia.

The Storm on the Sea of Galilee

 

En 1668 muere Titus, que en ese entonces se encargaba de sustentar a su padre, quien ya estaba sumido en una oscura miseria al verse obligado a deshacerse todas sus pertenencias para pagar sus deudas, y aunado a eso,  la popularidad de sus pinturas iba en descenso. Sin nada más que perder, Rembrandt partió de este mundo el 4 de octubre de 1669, siendo el más grande artista barroco en Holanda.