En 2008 el mundo entraba en una crisis económica mundial como no se había visto en décadas, el planeta miraba con cautela a EEUU mientras se preparaba para una de las elecciones presidenciales más importantes de su historia. Eran tiempos extraños, y para ir a tono, la gran pantalla recibió a un  payaso maníaco príncipe del crimen que estaba por romper la taquilla. 

El caballero de la noche (The dark knight) es una película estadounidense del año 2008, dirigida por Christopher Nolan y estelarizada por Christian Bale, Heath Ledger, Michael Caine, Aaron Eckhart, Gary Oldman y Maggie Gyllenhaal. En esta ocasión, Batman eleva la apuesta en su guerra contra el crimen. Con la ayuda del teniente Jim Gordon y el nuevo fiscal de distrito, Harvey Dent, Batman se prepara para desmantelar a lo que queda de las organizaciones criminales que plagan las calles. Su alianza prueba ser efectiva, pero pronto se encuentran presas del reinado del caos, liberado por una nueva mente maestra criminal, conocido por los aterrorizados ciudadanos de Gótica como el Guasón. 

Tras el aplastador éxito crítico y comercial de Batman Begins (2005), y fuertemente influenciado por Batman: The long halloween de Jeph Loeb y Tim Sale, Christopher Nolan estaba listo para embarcarse en un proyecto altamente arriesgado: entregar una secuela. Para realizar tal encomienda, se reunió por segunda vez con su hermano, Jonathan Nolan.

Desde el primer fotograma del logo de Warner Bros., podemos percatarnos de que esto será algo diferente, hay una sensación de grandiosidad en el aire, aún antes de que podamos ver algo. Esta emoción se justifica inmediatamente, al ser recibidos por una electrizante secuencia de robo al banco, pero por alguna razón resulta más impactante de lo que estamos acostumbrados, todo se ve más vívido, más lleno, más grande, estamos ante la primer película comercial en la historia en utilizar cámaras IMAX. Llena de precisión, violencia y acción, esta escena no hace más que prepararnos para las próximas dos horas y media. 

Con David S. Goyer fuera del cuarto de  escritores, se puede sentir desde el primer momento un ritmo aún más fluido que el de su antecesora. Esta vez la cinta también está dividida en dos, pero después de haber sentado bases más que sólidas para Batman/Bruce Wayne, ahora tenemos una historia mucho más enfocada en la dinámica héroe/villano. Ya que comprendemos y conocemos a nuestro encapotado tan bien como a nuestro millonario mujeriego, podemos explorar la dinámica entre el murciélago y un antagonista que parece su respuesta natural lógica, pero que simplemente no logra comprender. 

Esta secuela decide subir las apuestas en todos los sentidos, tanto visual como narrativamente. Su estructura en crescendo no deja respirar a la audiencia por un sólo minuto. Si Batman Begins trató sobre el bien que puede hacer un solo hombre por una ciudad, The Dark Knight trata sobre el pánico y el daño que puede hacer un solo hombre por una ciudad, desembocando en un clímax que sólo se puede describir como una pelea por el alma de Gótica.  

Invariablemente, una película es siempre un reflejo de los pensamiento y miedos de su momento histórico, es por eso que en el guión de los Nolan podemos encontrar temáticas tan complejas como la imposibilidad de que políticos idealistas puedan sobrevivir en nuestros tiempos, la incapacidad de las instituciones para protegernos, pero sobre todo, los límites que estamos dispuestos a tolerar como sociedad, ¿qué tanto estamos dispuestos a sacrificar por nuestra “seguridad”? Siendo esto fuertemente reflejado en los cuestionamientos de vigilancia e invasión a la privacidad que presenta la cinta en su tercer acto, pero en especial en el continuo dilema de nuestro protagonista que constantemente debe traspasar sus límites morales autoimpuestos para detener a lo que parece ser un maníaco imparable.

Ya muchísimo se ha escrito sobre la inesperada genialidad de Heath Ledger en el papel antagonista, genialidad que le valió el Oscar a mejor actor de reparto, algo inaudito en su momento para una película de superhéroes, pero lo cierto es que el director logró elevar las actuaciones de todos sus histriones. Cada personaje y actor es vital para esta producción, y por suerte todos entregan trabajos de primer nivel. Tanto así, que el proyecto se atreve a re-castear exitosamente al interés amoroso de nuestro protagonista e incluso convierte al personaje en el peso emocional de toda la historia. 

En la silla del director, Christopher Nolan extrajo con precisión quirúrgica la mejor esencia del clásico de Michael Mann, Heat (1995), para inyectarlo en su propia historia, resultando en el estilo frenético pero refinado y calculado que ya es costumbre para el realizador británico. Nolan se dio cuenta muy pronto de que su historia era demasiado grande para el negativo de 35 mm., por lo que llevó la producción a nuevos horizontes. Con proyectos como Avengers: Infinity War (2018, Dir. Anthony y Joe Russo) y Avengers: Endgame (2019, Dir. Anthony y Joe Russo), las audiencias parecen olvidar que las cámaras IMAX solían ser usadas exclusivamente para documentales y contenidos académicos. Fue el director de Following (1999) quien cambió las reglas para siempre al incluirlas en las persecuciones entre Batman y el Guasón a lo largo de Ciudad Gótica.  

Gracias a su costumbre de grabar el mayor metraje posible en celuloide, el realizador de Memento (2000) también fue capaz de realizar efectos, visuales prácticos y digitales, de la última vanguardia, haciendo de su película un espectáculo visual difícil de olvidar para las audiencias, especialmente para quienes tuvieron la fortuna de disfrutarla en la megapantalla. 

Hans Zimmer y James Newton Howard regresan para consolidar su trabajo dentro del olimpo de los temas de superhéroes, aunque en esta oportunidad fue Zimmer quien marcó el paso y protagonizó gran parte de la música. Es difícil imaginar la cinta sin la desesperante y casi incisiva pieza que terminó por identificar al payaso príncipe del crimen en esta reinterpretación del personaje. 
The Dark Knight resultó ser una secuela que expandió de manera triunfante su universo en todos los sentidos posibles, catapultó la carrera de su director al estatus de superestrella del cine que hoy conocemos, al mismo tiempo que se convirtió instantáneamente en la que muchos consideran la mejor película del género que se ha realizado hasta la fecha. Repleta de guiños para las fans de huesos colorados, temas político-sociales y por supuesto, de excitante acción, El caballero de la noche es y seguirá siendo por mucho tiempo la aspiración máxima de lo que una película de superhéroes debe llegar a ser.