El disco es imponente desde el nombre, la música, inmersiva de principio a fin, el éxito que tuvo, rotundo. Hablamos de una de las obras más adquiridas al paso de los años. The Wall es el álbum que colocó a Pink Floyd en una cumbre que muy pocos han pisado, es la madurez de Mason, Wright, Gilmour y Waters como conjunto, plasmadas en aproximadamente dos horas.

¿Por qué The Wall es tan impactante en todos los sentidos? La respuesta es sencilla de contestar, pero no de explicar. En este texto, apunto algunas razones sustanciales que hacen de este disco, más que un éxito, un paradigma.

Se trata de un disco en el cual la mayoría de canciones pertenece a Roger Waters, no obstante, el ambiente dentro del cuarteto estaba tranquilo, de tal modo que la creación musical no se convirtió en una pelea de poderes, fue una obra bien lograda donde todos dieron lo mejor de sí, y se percibe.

La narrativa del disco, en compañía de la ambientación, convierten a The Wall en un azote de realidad que transmite locura, desesperación con cada guitarrazo, con cada despegue de agresividad en los riffs; invita a una introspección con esos acordes alargados y lánguidos. Finalmente te sensibiliza con solos lastimosos y coros lacerantes. Comfortably Numb es el ejemplo por excelencia.

Además desata la locura interna de quien lo escucha. La creación de personajes fundamentales en la película (que aparecería años más tarde), como el profesor, la madre, la ex esposa, o el mismo protagonista (Pink), nos sumergen dentro de nuestro más lóbrego ser humano ¿Quién no ha querido explotar y destruir todo a nuestro paso? ¿Quién no ha querido olvidar nuestros pesares del pasado? ¿Quién no ha querido detener todo esto que no somos?

Lo más importante, la figura primicia del álbum: el muro, es el símbolo universal del disco. Representa todo, barreras mentales, religiosas, ideológicas, es todo aquello que nos separa, nos paraliza, nos aprisiona y nos encierra. Mantiene vigencia porque en la actualidad, seguimos en lo mismo, estamos divididos por distintas causas, a través de separaciones imaginarias.

The Wall es más que un disco, es una carga ideológica con un conjunto de elementos que nos remiten a nuestro contexto, a una realidad donde las divisiones están en su mayoría dentro de nosotros, protegen nuestro narcisismo, nos convierte en “un ladrillo más en la pared”, nos pone “confortablemente tranquilos”, nos hace olvidar que hay que “llevar a los niños a casa” porque sufren en la guerra.

El final es muy emotivo, representa la esperanza, la posible utopía, es la caída del muro, y por lo tanto, la reconstrucción de algo nuevo, es la mirada a un horizonte con grandes posibilidades, el amanecer de un nuevo porvenir después de tantas turbulencias. Todo eso es The Wall, pero me queda preguntar: ¿Estaremos algún día “del otro lado del muro”?