Premio SM de Literatura Infantil y Juvenil 

En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se celebró la edición número XVIII del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil, este año el galardón fue para el escritor cubano Antonio Orlando Rodríguez. Se decidió entregar el premio al caribeño por su trayectoria enfocada en la literatura infantil y juvenil, su indiscutible calidad y fuerza de escritura; por despertar la imaginación de los lectores, por la amplitud de su mirada, y por trascender los límites geográficos, lingüísticos y generacionales

Cortesía © FIL Guadalajara/Eva Becerra

Durante la ceremonia de premiación, Maite Ortiz, Directora General de la Fundación SM  mencionó que: 

El objetivo del Premio es promover la lectura entre las niñas, los niños y los jóvenes como una competencia fundamental a su propio desarrollo como personas, pero también para el de sus países y para el mundo hiperconectado en el que vivimos. 

Los niños que leen están más protegidos porque tienen más oportunidades de tener bienestar, de comprender y conocer más y mejor. Leer es un aprendizaje imprescindible para la vida.

Después de recibir el premio, Antonio Orlando Rodríguez comentó: “El hambre de cuentos es algo peculiar, el día en que descubres que la tienes es cuando empiezas a saciarla”. Recordó que, cuando tenía cuatro años, no había libros en su hogar, pero cuando enfermó le recomendaron a su madre comprar algunos cuentos para mantenerlo en la cama. “El primero que me leyó fue El soldadito de plomo, ahora me pregunto si en su infancia campesina habría tenido la oportunidad de conocer a Andersen o si lo descubrió conmigo”. El caso es que ese cuento marcó el kilómetro cero de mi fascinación por la palabra escrita”.

Cortesía © FIL Guadalajara/Eva Becerra

Aunque Antonio Orlando Rodríguez ha incursionado en otros géneros, incluida la ficción para adultos, él ha preferido escribir literatura infantil. “Eliseo Diego me hizo entender que el mayor de los logros a los que puede aspirar un creador cuando se dirige a los lectores infantiles es que su literatura para niños llegue a convertirse en literatura de niños, es decir, que ellos tengan a bien aceptarla y hacerla suya”.

El Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil se entrega en alianza con la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en México, el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlac), la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y el Internacional Board on Books for Young People (IBBY) y la FIL Guadalajara.

Homenaje a José Saramago

Recordar a José Saramago siempre es un gozo, y más en el contexto del centenario del nacimiento del autor y teniendo como escenario la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La mesa para homenajear a Saramago fue integrada por Marisol Schulz Manaut, directora de la FIL Guadalajara y editora de Saramago en Editorial Alfaguara; Laura Restrepo, ganadora del Premio Alfaguara cuando el autor fue presidente del jurado; Mayra González, editora en Alfaguara; Paulo José Miranda, primer ganador del Premio José Saramago, y Pilar del Río, compañera de vida del Premio Nobel de Literatura 1998.

Cortesía © FIL Guadalajara/Nabil Quintero

Schulz Manaut sorprendió a Pilar Del Río a través de un video que se proyectó en la sala, gracias al cual la audiencia pudo conocer un poco más del autor de Caín. El video era una entrevista realizada por Schulz en una visita de Saramago a Guadalajara, y se complementó con testimonios de los también escritores Carlos Monsiváis y Hugo Gutiérrez Vega; Schulz Manaut comentó:

Me tocó entrevistar a José, cuando vino a México a presentar Ensayo sobre la lucidez, por eso habla de la democracia. Le pregunté sobre estos temas y una productora amiga, Icarus, filmó todo, también grabó a Carlos Monsiváis y a Hugo Gutiérrez Vega; ninguno de los tres está con nosotros, pero están aquí y están entre nosotros, un aplauso para los tres.

Laura Restrepo recordó cómo el autor se convertía en bandera para defender causas políticas, y señaló que los escritores sabían que si se acercaban a él, las conciencias se moverían. 

A mí no me cabe duda de que el escritor no latinoamericano más cercano al corazón de los latinoamericanos es José Saramago, es interesante pensar por qué en América Latina nos hemos apropiado de José, es decir, cuando le oía uno hablar en portuñol se acordaba uno de que José no era colombiano, argentino, mexicano o guatemalteco. Para nosotros, José siempre fue un autor propio. 

Cortesía © FIL Guadalajara/Nabil Quintero

Luego de la participación de Restrepo, tocó el turno a Pilar Del Río, quien evocó de primera mano muchas de las etapas de la vida del portugués, comentó que no le gustaba su primera novela, un texto escrito a sus 24 años y que tuvo por título Tierra de pecado. “Es una novela que ahora se ha publicado por iniciativa de Alfaguara recuperando el título original: La viuda, que en aquel momento la editorial que le publicó no lo consideraba un título conveniente, pero Saramago y el pecado son planetas distintos”

Los recuerdos venían a la mente de los participantes, como que fue mecánico, que su primera novela no le gustaba, que estuvo horas en una librería de Ciudad de México, acompañado por Carlos Monsiváis, firmando libros hasta que la última persona llevará su libro autografiado. De todo eso se habló en la FIL Guadalajara como parte del homenaje a la vida del escritor portugués, cuyas cenizas reposan en Lisboa.

Mil Jóvenes con Irene Vallejo 

Durante su participación en el ciclo Mil jóvenes con…, la española compartió los obstáculos que superó para convertirse en escritora. Siempre se consideró una chica “rara”, lo que le dificulto, durante su infancia y adolescencia encajar con sus compañeros, e inclusive a ser cuestionada por su propia familia sobre la presunta imposibilidad para alcanzar la independencia al seguir el camino de las letras, pero logró el triunfo como escritora. Así lo compartió frente a la multitud que se congregó durante el foro Mil jóvenes con Irene Vallejo.

Quería contar la historia de esta ‘rara’ que fui, y sigo siendo. Con orgullo utilizo ese adjetivo para describirme y para reivindicar ese empecinamiento del entusiasmo, que creo que es tan valioso y que invito a abrazar. Si tienen algo que realmente nos apasiona, y no estoy hablando de la escritura necesariamente, o de la filología, pero si hay algo que realmente les emociona, pues practiquen esa terquedad de la esperanza.

Cortesía © FIL Guadalajara/Rafael del Río

Ante las preguntas de los jóvenes admitió que al vivir tantas vejaciones incluso se preguntó si no era ella quien estaba mal. todavía no sabe cómo soportó todo aquello que le dejó secuelas durante muchos años. Cuando conocía personas nuevas siempre tuvo la inseguridad de agradarles, por lo que desarrolló una timidez y un deseo de hacer las cosas a escondidas, y se sumergió aún más en la literatura.

Fue lo que me salvó, pensar que realmente existe un mundo mucho más grande que el patio del recreo, y que tendría tiempo de explorarlo; pensar que si hay gente que ha escrito estos libros yo la voy a encontrar algún día, y no diré que la literatura sea terapéutica, sanadora, pero sí es cierto que en mi caso me ayudó en estar en comunicación permanente con la esperanza en un momento terrible.

Actualmente Irene Vallejo tiene eventos de lecturas de narrativa, de ensayos, de pura poesía, pero al tratar de elegir a los textos que la han marcado están Trilce, de Vallejo, porque su padre se lo dedicó a su madre cuando en ese entonces estaba prohibido en España; Las mil y una noches, que incluso son una especie de columna vertebral de su obra El infinito en un junco; también el Decameron, de Boccaccio, Los cuentos de Canterbury, de Chaucer; El Quijote, de Cervantes, y Pedro Páramo, de Juan Rulfo, “el motivo por el que mi hijo se llama Pedro”, compartió.

Cortesía © FIL Guadalajara/Rafael del Río

Finalmente concluyó con un consejo para todos los asistentes: “Mi consejo es: sean pacientes, imiten al principio porque hace falta, no se culpen ni se fustiguen por eso, copias y plagias a los escritores que quisieras ser y que amas, pero es también intentando encontrar un camino propio y único”.