Con chaquetas de cuero color negro, maquillaje y cabelleras largas, fue como la gente recibió a Megadeth el pasado 25 de abril en la Arena CDMX. Con motivo de su gira “Crush the World tour, que tuvo la presencia de al menos 20 mil aficionados.

La cita con el show apuntaba a empezar a las 21:00 horas. Sin embargo, los de Dave Mustaine y compañía se tomaron su tiempo para salir al escenario. Pasaban los minutos y ya empezaban los típicos chiflidos, para ejercer presión. Otros, estaban ya preocupados, si para cuando acabase el concierto, todavía podría alcanzar el metro. 

Fue una media hora después, cuando la canción de fondo se enmudeció, y las luces de la arena se apagaron por completo. Los espectadores se levantaron de sus asientos y todo el público gritaba como si no hubiera un mañana. Se percibía a uno de los integrantes sentarse en la batería, mientras los otros tres integrantes salían con sus guitarras y bajo frente al público.

Fue así como Dave Mustaine, Dirk Verbeuren, James LoMenzo y Teemu Mantysaari encendieron al público. Con su más reciente canción “The sick, the dying… and the dead!”. El sonido era tan potente que hacía vibrar hasta al menos rockero dentro del recinto. 

El juego de luces no podía ser mejor, cambiando durante el espectáculo de colores, entre el verde, rojo, azul o un blanco brillante, moviéndose al ritmo de las canciones que siguieron, como lo fueron “Dead and the Fugitive Mind”, “Skin O’ My Teeth” o “Hangar 18”.

El público estaba más que inmerso, ayudando a la banda a dar lo mejor de ellos. Frente al escenario, se observaban cervezas cayendo, gente brincando y uno que otro “slam”. Mientras que arriba, Mustaine cantaba, gritaba y tocaba la guitarra como en sus mejores épocas, al son de grandes canciones como “Angry Again” y “She-Wolf”.

Tras un frenético inicio, era momento de una pequeña pausa, la cual el cantante aprovechó para saludar al público. Pero debía ser lo más breve posible para no perder la adrenalina de los fans. Así que, después de un “so loud, so fantastic”, tocaron dos canciones de su “Countdown to Extinction”, “Sweating Bullets” y “This Was My Life”. 

Cuando se escucharon los golpes a los “Toms” por parte del baterista Dirk Verbeuren, el público sabía que se venía “Trust”, uno de los clásicos temas de la agrupación. A la cual le siguió otra de las clásicas, “Tornado of Souls” con la que los rifss y solos de guitarra generaron un estallido de emociones. 

Contrario a “A Tout Le Monde” única canción que interpretaron del “Youthanasia” y cuyo inició tranquilo hizo al público sacar sus celulares y encender el flash. Mientras Dave cantaba aquella canción que le dedicó a su madre difunta hace varios años.

Nuevamente interpretaron una canción de su reciente disco, “We`ll Be Back” regresó con los riffs potentes y la batería altisonante pero limpia. Pero no fue hasta que sonó esa pequeña sinfonía que avisaba el inicio de “Symphony of Destruction” probablemente la canción más popular de la banda. El público hasta más cansado hizo un último esfuerzo por brincar y cantar ese famoso “Megadeth Megadeth aguante Megadeth”, sin duda el momentazo de la noche. 

Pero no se quedaron atrás las últimas canciones, “Mechanix”, “Peace Sells” y “Holy Wars… The Due Punishment” sellaron con broche de oro la noche. Los fans estaban radiantes, llenos de energía y felicidad. Más cuando el líder se quedó un rato despidiéndose de todos, no sin antes mencionar que volverían pronto. Se notaba feliz y agradecido, como si hubiese vencido al cáncer recientemente. Megadeth culminaba tras apenas 1 hora y 30 minutos, demostrando que con poco, puedes hacer algo memorable.