Muy puntual, pensativo y atento a los detalles, así camina Arturo Beristain por el Teatro Orientación antes de la función. Como un cuidadoso que tiene la situación milimétricamente calculada, su mente repasa todo para una representación más de Tandas y Tundas.

La puesta en escena de Judith Inda, Russel Álvarez y Gonzalo Blanco, varias temporadas; ha pisado el teatro Helénico, el de la Ciudad Esperanza Iris y el Centro Nacional de las Artes, pero mentes como la de su director, saben que el éxito nunca se debe al descuido, mucho menos a quienes dan todo por sentado. Entonces, ¿cuál es el secreto para sobrevivir en cartelera en un país como México?

Foto: Itzel Noguez

Sin titubeos, el maestro Beristáin afirmó que el éxito es su mexicanidad pues la obra aborda un tema de gran vigencia en nuestra país y lo hace con un género tradicional en extinción: el teatro de revista, una forma muy política de diversión. Para el director, es de gran relevancia la reflexión sobre el orgullo de ser mexicanos, “afirmar nuestra identidad, pues el orgullo por lo nuestro es un dique al colonialismo cultural norteamericano. Hay que recordar que nosotros tenemos un teatro muy bueno y muy divertido. Tandas y tundas es la recuperación de un género en extinción.”

La obra, describió, se sitúa en el periodo de Porfirio Díaz y aún así encaja con el día a día de nuestro país. “Los sketches son de hace cien años o más y parece que se escribieron ayer; pero lo impresionante es, que lo que no cambia nuestra realidad”. La premisa hace que la audiencia se divierta con la familia Cortés mientras de expone el lado oscuro de la política e incluso del arte. Más allá de una descripción histórica, el Porfiriato funge como una línea narrativa que nos lleva a través la transición del teatro, “siguiendo la idea muy naive del teatro de revista dónde se hacían tandas, sketch, musicales.”

Elenco de Tandas y Tundas| Foto: Itzel Noguez

Como parte del montaje, en el lobby del Teatro Orientación encontramos a Mamerto, de la historieta de los años cuarenta, Mamerto y sus conocencias, en él, encontramos un pasquín “Muera el mal gobierno”. El resto del montaje recupera elementos tradicionales del teatro de la época. “No hay escenografía, en su lugar hay decorados, telones pintados. En esa época Diego Rivera incluso los pintaba, pero no los firmaba. En Tandas y tundas le hacemos un homenaje aludiendo a Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central como una metáfora”

Arturo Beristaín, cuya carrera se ha forjado desde hace cincuenta años, nos revela su pasión por las artes escénicas cuando habla de ellas. “La tradición del arte siempre ha sido contestataria para transformar la realidad poéticamente, proyectándola, analizándola, criticándola. Hay que desclasar al arte y recordar que es a través de la educación, los libros y las artes que podemos transformar nuestra realidad y a nuestra nación”. 

Foto: Itzel Noguez

Frente al panorama que viven las artes escénicas, expresó su preocupación por la falta de apoyos. “Es un país donde nueve de cada diez personas nunca han ido al teatro. Nos estamos convirtiendo en un país de iletrados, de iletrados emocionales. Son las artes justamente la expresión más refinada de la emoción humana y nos ayuda a civilizarnos. El fuego no se paga con gasolina, se paga con civilización porque la barbarie está ganando terreno al país a pasos agigantados.”

Las convicciones de Arturo Beristain se evidencian en su pasión al hablar del teatro, de México y del arte; su carácter es visible en la atención que pone en cada rincón del teatro. No sólo en lo que sucede en el escenario, también en su meticulosidad para recibir a sus invitados, para mantener los celulares de los asistentes en sus bolsillos, en el arranque puntual de las funciones. Tandas y tundas, es entonces un paso lógico en su carrera; y aunque esta es la última temporada, ustedes aún están a tiempo de ir a verla para ser parte del homenaje y crítica que se hace de nuestro México lindo y querido.