El dicho popular sobre el que los actores no se jubilan a una determinada edad queda demostrado con los 30 años de carrera de Jorge Aravena; una carrera que empezó cuando era muy joven y que, como todo lo que vale la pena en esta vida, le costó construir. Hoy tiene un nombre, una reputación y el reconocimiento del público en cualquiera de sus personajes sobre cualquier escenario.

En pleno 2020 el coronavirus vino a modificar nuestros estilos de vida drásticamente. Para Jorge la situación no fue distinta y la pandemia lo alcanzó cuando se encontraba en Los Ángeles buscando una casa y vendiendo pertenencias porque tenía la intención de mudarse. De repente todo estaba paralizado. 

Querida Enemiga, Zacatillo, Un lugar para el corazón y Porque el amor manda son sólo algunos de los proyectos en los que ha participado en México y que forman parte de las tres décadas de trayectoria que nunca pensó cumplir. —Ni siquiera lo recordaba. En realidad, nunca pensé celebrarlo hasta que me preguntaron en una entrevista. Solo me he dedicado a trabajar— confesó.

¿Cómo te sientes al ver tu camino recorrido en estos 30 años? 

Con todo lo que he vivido no comenzaría está carrera nuevamente. Adoro tanto mi quehacer como la interacción con todos los que están en la producción. Es un trabajo en conjunto entre el productor, el director, y al final estoy yo, que doy la cara por el producto. A mí cuando no me parece algo lo digo para que quede mejor. Ésta es una carrera llena de pasión como todas; te pagan para que hagas lo mejor posible. 

En los momentos difíciles, mi motivación era que lo que hago es lo que más me gusta. Por otro lado, también me han motivado mis hijos. Fui padre muy joven —a los 25 años—. La imagen que les quería dar me llevó a no perderme. 

¿Cómo fue llegar al mudo de las telenovelas? ¿Cómo fue ese inicio?

Vivía en El Tigre, Venezuela; ahí sembramos sandía, mi familia y yo. No me gustaba el campo en ese momento, lo que quería era irme a la capital y me aceptaron en un curso básico de tres meses; después me fui con una productora independiente. 

Tiempo después llegué a Venevisión, pero fue poco a poco. Para protagonizar una novela tardé 9 años. Protagonicé en Perú; me llevaron ahí y fue mi primer estelar en Iguana Producciones. Después de grabar los demos en la televisora de Perú nadie quería comprarla para su distribución, y como no lo conocían no sabían si iba a funcionar o no.

Resulta que al final la novela la compró Univisión en Estados Unidos y Girasoles para Lucía fue un exitazo; de ahí la compraron otros países, entre ellos Venevisión. Me llamaron y me dijeron —Vente y transmitimos la telenovela, si no te vienes yo la guardo—. Entonces dije: —Ok, yo voy, pero las comisiones serán diferentes de cuando me fui. Fue un gran acuerdo. 

¿Cuál consideras tú que son los momentos destacados a lo largo de tu carrera?

Hasta el momento hay tres importantes que yo considero. El primero es haber empezado la actuación cuando hice un curso de tres meses y decir que era actor con un diploma en la mano. Tuve ese atrevimiento que más que atrevimiento lo hace por ignorancia, pero en ese momento así lo creía.

El segundo fue mi protagónico. Entre uno y otro han pasado como 10 años más o menos. Ese papel fue muy bueno, aunque trajo como consecuencia que me vetaran y que la novela que protagonicé no la quisieran comprar hasta que Univisión se animó y cambió mi carrera drásticamente.

El tercero fue haber llegado a México. Un año antes de irme a Perú en 1998, había venido con la productora Marisol Campos. Me dijeron que tenía que empezar desde cero. Me interesaba mucho México, pero ya no estaba dispuesto a empezar mi carrera desde abajo otra vez.

¿Cómo te mantienes en el medio, tanto para el público como para las empresas?

Para mí lo importante siempre es estar trabajando y hacer lo que he estado haciendo: interpretar personajes. En este momento hay cierto distanciamiento con el medio, no por mí, sino por algo que desconozco completamente; extrañamente ya tengo un rato sin grabar. De un tiempo para acá ha habido proyectos que de repente ya no se dan, siento que algo muy raro está pasando con un personaje con poder dentro del medio.

¿Cuáles son los planes que tienes para un futuro, qué es lo que te falta hacer?

Ahora ¿qué se puede hacer? Es la otra pregunta, la complicada. En mi caso cuando termine esto seguiré con la intención de la mudanza para establecerme en Los Ángeles. En fin, no sabemos cuándo acabará esa situación, nadie lo sabe.

Además, no tengo como una meta inmediata. Yo quiero seguir interpretando personajes, yo creo que sería una buena celebración de 30 años de carrera interpretar un buen personaje que tenga de dónde sacarle provecho como actor. No cualquier cosa, quiero interpretar personajes diferentes a lo que he hecho en mi carrera. Mis protagonistas se parecen mucho, pero aún con eso siempre he tratado de darles un trato diferente.

¿Cuándo tengas un proyecto planeas seguir en el negocio de las telenovelas y televisoras o ampliarte a estas plataformas digitales? 

Yo soy actor, lo que quieran que me pongo a hacer de mi trabajo lo voy a hacer. Me siento con la capacidad de hacerlo. También soy muy directo, cosa que de repente no le gusta a la gente porque se pueden sentir. Lo tomo como una virtud y como un error, siempre decir las cosas de frente sin groserías y sin golpear a nadie. Eso a algunas personas les gusta y otros no.