De las películas ignoradas por la crítica especializada a lo largo de los años, The Truman Show tiene un lugar especial en el pódium.

La obra del brillante director Peter Weir lo tiene todo para ser “ningüenada” por los críticos intelectuales. En primer lugar se trata de un drama disfrazado de comedia, es protagonizada por un comediante mainstream (Jim Carrey), es cobijada por el dinero de Hollywood y por si fuera poco, es tremendamente entretenida.

En The Truman Show se presentan algunas de las enfermedades más graves de la sociedad actual: la enajenación, la soledad, la apatía, el desinterés por el dolor humano, la necesidad de vivir aplastada por la incapacidad de socializar. Todo, escondido bajo una trama muy cercana a la ciencia ficción.

Pero esperen, para los que aún no han visto la película, recordemos un poco su argumento. La cinta nos narra la historia de Truman Burbank, un hombre con la vida arquetípica del sueño americano; la casa en los suburbios, la esposa ideal, los niños perfectos y los mejores vecinos. Esta vida de ensueño es interrumpida por una serie de sucesos que hacen que Truman dude de su vida, su cordura y su realidad.

Lo que más me gusta de The Truman Show es su atmósfera, la película crea una temible y “hitchcockniana” sensación de que algo anda realmente mal, a pesar de que la vida de Truman parece perfecta, da la impresión de que una enorme nube gris lo acompaña en todo momento, de que un demonio omnipresente siempre lo acecha.

Las influencias de la película se pueden encontrar en un sinfín de obras. Aldous Huxley estaría orgulloso del ejercicio totalitario y paranoico de Weir, Hitchcock daría el visto bueno al ambiente de suspenso, Lars von Trier debe sentir envidia del engaño perpetrado en el argumento (en este sentido, The Truman Show es padre de Dogville).  

El trabajo de Jim Carrey (excelente actor cuando se lo propone), es brillante. Su contención, su sentido del drama, su paranoia, su terrible soledad eran dignos de premio en aquel entonces. El trabajo de los secundarios que le rodean no demerita; Ed Harris, Laura Linney o Natascha McElhone están admirables en sus papeles.

Hablar del final de The Truman Show, es hablar de uno de los finales más emocionantes del cine americano de los 90. Weir hace alarde de ritmo narrativo para ir de menor a mayor hasta llegar a un desenlace revelador, excitante y finalmente, revelador.

Este 2018 se cumplen 20 años del estreno de una de las radiografías más exactas de la miseria de la clase media americana (y mundial). Una película lúgubre, tremendista y certera; un film que se escondió por mucho tiempo bajo la espantosa etiqueta de “cine comercial”, pero que en realidad desborda arte por cada uno de sus poros.

Corran a ver The Truman Show y “por si no nos volvemos a ver: buenos días, buenas tardes y buenas noches.”

  • The Truman Show
  • Estados Unidos, 1998
  • Director: Peter Weir
  • Guión: Andrew Niccol
  • Con: Jim Carrey, Laura Linney, Noah Emmerich, Ed Harris, Natascha McElhone
  • Duración: 103 minutos