El frío también quema. Un día lo imploras pues las altas temperaturas son insoportables; te hacen escurrir. Pero el sudor no es lo único que se derrama. Se derraman las lágrimas y la sangre que emana de una herida. Se derraman los sueños y los recuerdos. Se derraman los secretos cuando su cubierta excede su tamaño. Muchas veces se derrama la violencia bajo el nombre del amor. 

Dentro de la ocupada semana de funciones que habita en el Foro 77, Alaska aterriza para llevarnos hacia las raíces sobre las que ha crecido el nexo de amistad entre dos hombres; para conocer la relación laboral que sostienen gracias a un negocio particular que que juntos emprendieron: una tienda de cajas fuertes. A pesar de las dudas, el vínculo entre ellos parece caminar de forma cotidiana, pero la irrupción de una mujer con aroma particular cimbra el terreno y, como Alfonsina Storni escribiera alguna vez: ¡Se quiebran los vasos y el polvo que queda es polvo por siempre y por siempre será!

La dramaturgia de Gibrán Portela reúne hechos de una vida ordinaria: el encuentro de dos desconocidos; la divergencia entre dos personas, así como sus coincidencias; el pasado como señalización recurrente para las decisiones del ahora y la aceptación de acciones legitimadas por una aparente comodidad y no por un valor benéfico. Este montaje es dotado de ritmo gracias a las interesantes transiciones creadas no solo a través del trazo escénico sino también con trabajo de iluminación y audio cuya precisión y coherencia se agradecen en un escenario limitado como a veces resulta esta caja negra.

Bajo la dirección de Lisha Montaño encontramos a la triada de actores que utilizan de una forma precisa los pocos metros sobre los que cobra vida su ficción: se les ve confiados de la historia que relatan y los recursos que utilizan. Asimismo, cabe destacar la genuina actuación con la que Salvador Carmona le da vida al manco Miguel que en momentos tiene la inocencia justa y en otros, se le siente lo suficientemente culpable. Además, se disfruta la convincente ejecución que la actriz Tania Noriega realiza a través de la ansiosa Martina. 

Completa el elenco Israel Sosa como Jimi quien, junto a Carmona y al demás equipo de creadores, habían captado la atención del público y la prensa con su Bare Knuckle: A Puño Limpio. Tres actores interpretando a tres personajes de imagen habitual y mente oscura, constantemente retorcida; una mente inundada de recuerdos reprimidos y escenarios alternos donde otras realidades son posibles. 

Para aquellos quienes decidan ver un montaje que reúne elementos esenciales para disfrutar un momento grato desde la oscuridad de tu butaca pero que, en momentos, desee pensar sobre aquellas decisiones en los que las líneas se cruzan para eliminar las posibilidades de marchar hacia atrás y para quienes hayan querido recluirse en una caja fuerte por temor a decir basta, Caracoles Teatro y Operantes Teatro presentarán cada jueves durante algunas semanas una buena opción.