Felicidad, ese concepto poco claro pero que aún así todos buscamos desesperadamente.

Éxito, el máximo proveedor de la felicidad, aunque tampoco se tenga claridad de su significado. 

Sacrificio, aquello a lo que debemos entregarnos incondicionalmente sin importar nada; pues nos promete llevarnos al éxito y, por lo tanto, a la felicidad. 

Bajo estos principios hemos conformado una sociedad obsesionada por los logros, a veces a través de nosotros mismos, otras veces a través de nuestra familia e incluso, hay quienes, lo buscan a través de los casos de éxito y figuras públicas. Colectivo Berenjena, aborda estos temas en su producción Asatia

Foto: Itzel Noguez

Con el apoyo del FONCA, Asatia es una obra de teatro sobre la insatisfacción de un escritor, quien a través de su personaje principal, una chelista de nombre Paula (Verónica Bravo), hará una catarsis. ¿Cuándo es suficiente? ¿Por qué no disfrutar el presente, en lugar de estar obsesionado con el futuro? El espectador ansía verla lograr sus metas, saber que tendrá un recompensa por la disciplina en su profesión, que más que un estilo de vida, es una obsesión. 

A lo largo de la historia, vemos el sacrificio de Paula; no lo cuestionamos, parece normal verla renunciar a la vida social, a la diversión típica de su edad, a los viajes e incluso al amor. Su rutina coincide con todos los estereotipos que hemos comprado alrededor del prestigio de un artistas. Ella ensaya todos los días, todo el tiempo… hasta que conoce a Martín (Eduardo Orozco). Sin darse cuenta se permite un momento de felicidad, uno que no estaba planeado pero que le hace darse cuenta de dónde está parada.

Foto: Itzel Noguez

Es así como el término asatia surge en el texto, luego de divagar en otros concepto como sadness o satisfaction, Paula se desnuda, deja entrever esa sensación de vacío que acompañan sus éxitos, siempre hay algo más por alcanzar. La felicidad es un destino inalcanzable y en el camino no paradas para ver el atardecer, respirar aire fresco, mucho menos para replantear la ruta. 

La relación entre Paula y Manuel se vuelve una metáfora, de lo cruel que a veces es la vida. Cuando te sientes en la cumbre, inevitablemente vendrá la caída. Nadie puede tener todo sin perder algo a cambio, Paula tendrá que decidir entre su relación o ir en busca de su sueño que se siente más cerca que nunca. Su situación parece cruzar la cuarta pared para abofetear al público. ¿Cuántas veces hemos estado en los zapatos de la pareja?

Foto: Itzel Noguez

No hay respuestas correctas, Eduardo Orozco y Colectivo Berenjena, dan una obra personal como creadores, pero que cualquiera puede sentir tan propia como lo desee. Los miedos, los deseos, la insatisfacción, la infelicidad y un hambre que parece no tener rumbo son temas con los que todos empatizamos, pero que evadimos. 

Asatia se consume lento, con toques irónicos, que no indigesta pero que termina siendo una maraña de reflexiones que nos llevamos a casa. No se la pierdan de jueves a domingo, hasta el 13 de octubre en el Centro Cultural del Bosque.

Foto: Itzel Noguez